Desde el día de Pascua de 2000, la misa de cada Domingo de Resurrección, presidida por el papa en san Pedro, tiene como centro la imagen de Cristo Salvador (el icono Acheropita). En ese año, se introdujo, además, en la liturgia papal, un rito traído de la antigüedad que duró hasta el año 1309, donde se veneraba y besaba tres veces los pies del icono abriendo las pequeñas portezuelas de plata que lo cubren, y se cantaba: "Resucitó el Señor del sepulcro, aleluya". El rito era más largo que el actual.
El antiguo icono ha sido sustituido por uno nuevo en el 2007 ya que desaconsejaban el traslado desde la Scala Santa en Letrán, donde se encuentra, aunque los fieles lo pudieron disfrutar en la liturgia papal desde el 2000 al 2006.
El venerado icono Acheropita (cuyo significado es no pintado de mano humana) es una imagen completa del Salvador sentado en un trono. A lo largo de su existencia ha tenido varias restauraciones, una de ellas se dejó solo visible la cara del Señor, cubriendo con una lámina de plata el resto.
El nuevo icono, con dos portezuelas, está constituido también por una imagen del Salvador sentado en un trono. Por tanto, en la liturgia eucarística papal del día de la Resurrección, aparece el Acheropita de Cristo Salvador para la veneración de los fieles; un icono llamado así por la estética espiritual de la Verdad y la Belleza que nos transmite; pero que resplandece más aún en la Iglesia, por la noble belleza del misterio pascual.
Adolfo Lucas Maqueda
Publicado en Liturgia y Espiritualidad (2016).