Proyectar el espacio sagrado.

F. López Arias,Proyectar el espacio sagrado. Qué es y como se construye una iglesia, EUNSA, Pamplona 2018, 302 págs.

Después de haber publicado en la colección Cuadernos Phase (cf. n. 230) un breve ensayo sobre el espacio litúrgico, el profesor López Arias nos ofrece otro más amplio sobre la misma cuestión pero con una perspectiva distinta. El mismo subtítulo del libro ya nos indica el público al que va dirigido de forma preferente: los arquitectos y aquellos que emprenden un proyecto de construcción de espacio sagrado. El mismo autor, además de doctor en teología, es arquitecto. Sin embargo, la naturaleza del tema y el contenido implican un tratamiento litúrgico y así se refleja en el texto que reseñamos.

El libro se divide en tres capítulos. En el primero, “Un espacio para la liturgia romana”, podríamos decir que muestra el espacio referencial fundamental para construir una iglesia. El acento y las múltiples referencias es legal, es decir, se intenta no solo dar los conceptos fundamentales de cada celebración y su contexto espacial, sino también la normativa litúrgica y canónica. Este capítulo está claramente dirigido a los promotores de la construcción de edificios sagrados. Para el conocedor de las rúbricas y prenotandos puede más bien un capítulo recordatorio, aunque también ofrece algunos acentos propios del autor sobre cuestiones fundamentales. Para el lector más profano este capítulo será imprescindible y a él tendrá que remitirse para la construcción o planificación de cualquier espacio sagrado. Llama la atención cómo el autor prevé todas las posibilidades y necesidades de celebraciones litúrgicas concretas, como las del Domingo de Ramos, Vigilia Pascual, etc. En este sentido, el autor ha repensado todo el desenvolvimiento ritual de la liturgia desde un punto de vista espacial y allí ha descubierto los problemas de nuestras iglesias para facilitar su desarrollo.

En el segundo capítulo el autor se aleja de las cuestiones prácticas e intenta introducir al lector en la dimensión teológica del espacio cultual. En cierto modo este capítulo es una introducción al siguiente. El refuerzo pedagógico de las fotografías de lugares sagrados que acompaña el libro tiene mayor significado, si cabe, en este momento. A diferencia de su ensayo anterior, en este queda mejor situada la importancia del pueblo congregado, que escucha, reza y celebra (cf. págs. 116-122).

En el capítulo final, todo aquello que se ha introducido de forma teológica se describe en su secuencia ritual y/o ceremonial. En ocasiones el autor explica cosas que no son específicas de la Dedicación de iglesias y altares sino de una misa común. Esos breves apartados nos recuerdan que la obra sigue teniendo un cariz introductivo para aquellos que desconocen en profundidad aspectos generales de la misa. 

También en este último capítulo el autor expresa convicciones y opiniones compartidas por muchos, que tienen necesariamente unas consecuencias teológicas litúrgicas. Algo ampliamente sabido y comprobado nos puede servir de ejemplo: «Desde los años 60 del pasado siglo hemos asistido a una corriente antirritual y secularizadora de las expresiones religiosas que proponía una imagen de templo cristiano indiferenciada respecto a la arquitectura circundante» (p. 131). También está la diferencia y la asimetría teológica -y por tanto, espacial y decorativa- entre las llamadas dos “mesas”: «En la celebración de la dedicación de la iglesia vemos que la importancia simbólica que se da a la Eucaristía y a su espacio ritual no es, desde ningún punto de vista, equivalente a la que se otorga al ambón» (p. 204). Los aspectos históricos que se subrayan son no menos importantes: el auge, desaparición y reaparición de las capillas bautismales, la evolución de los confesionarios, cátedras…, la presencia de las letanías de los santos en la liturgia romana, etc.

En la conclusión sobresale un sintagma extraído de los documentos conciliares del Vaticano II: casa de oración. Una clave de lectura interesante que el autor ha aplicado de una u otra forma en el transcurrir de las páginas de su libro. Las cuestiones fundamentales y prácticas también reaparecen aquí. Aunque el libro y las opiniones del autor nos dejen con ganas de ulteriores reflexiones, el ensayo del profesor López Arias creo que ofrece un marco de referencia para continuar el estudio del espacio sagrado, un tema al que en Occidente no le he hemos dado el peso teológico y la seriedad que se merece.

Adolfo Ivorra