La historia de la salvación en el leccionario cuaresmal hispano.

Alberto Caballer CaballerLa Historia de la Salvación, a través de las lecturas del Antiguo Testamento de la Cuaresma, en las tradiciones A y B del Rito Hispano, Facultad de Teología San Vicente Ferrer (Series Académica 19), Valencia 2018, 231 págs.

 Hace más de 20 años, en un artículo de un exégeta –J. Mª Asurmendi– se hacían varias preguntas acerca de la función del Antiguo Testamento en las lecturas de la misa hispano mozárabe[1]. Podemos decir que la obra que reseñamos intenta dar respuesta a esta cuestión, por lo menos en lo que se refiere a las fuentes del actual misal, editado en 1991. El libro está dividido en siete capítulos, además de la introducción y conclusión. Su precedente principal es la conocida obra de Vicente Martín Pindado sobre las lecturas cuaresmales[2], con la diferencia de que este autor realizó su investigación desde una «visión crítica-histórica comparada», mientras que Caballer lo hace «desde una visión teológica-bíblica histórica» (pág. 16). Otro presupuesto, puesto de manifiesto en el mismo título del libro, es la teoría sobre la existencia de dos tradiciones del rito hispano. Aunque el autor conoce la obra de J. Janini y seguramente habrá leído las reservas a esa teoría, sin embargo la respalda y le ofrece el ámbito metodológico adecuado para su estudio.

Aunque la obra, por su propio género literario, puede ser sintética y propia de un público especializado, el autor ofrece en dos capítulos una forma más introductiva para comodidad del lector. Esto lo hace en el capítulo I, que trata sobre la historia del rito hispano-mozárabe, y el VII, sobre la liturgia como escuela de espiritualidad. La influencia de la espiritualidad monástica y carolingia en los sistemas de lecturas cuaresmales se intentan justificar desde un punto de vista histórico y teológico. La tabla comparativa entre la misa romana y la hispano-mozárabe del capítulo I es otra concesión al lector de rito romano, que permite situar mejor el objeto del estudio del autor en el contexto eucarístico.

El capítulo II entraría en la misma línea didáctica, aunque la complejidad propia de las fuentes del leccionario hispano-mozárabe se comienza a descubrir. Se trata de un capítulo que sirve de nexo y preludio de los capítulos III, IV y V, compuestos fundamentalmente de cuadros comparativos: el capítulo III compara las lecturas históricas del Antiguo Testamento en la misa y oficio; el capítulo IV sobre las lecturas del Antiguo Testamento en la cuaresma de la llamada tradición “A” y su relación con la historia de la salvación; el capítulo V el mismo tema pero en la llamada tradición “B”. El estudio de fuentes es exhaustivo y da gran valor al libro, especialmente las breves notas que siguen a los cuadros, resaltando los puntos teológicos y exegéticos más relevantes.

El capítulo VI responde a una de las cuestiones planteadas por Asurmendi: la función de la cuarta lectura, sapiencial, en las fuentes impresas. De hecho, la perspectiva del capítulo es propiamente exegética, introduciendo a los libros bíblicos que conforman las lecturas sapienciales hispanas. Especialmente útil es el comentario a las lecturas de cada día, permitiendo descubrir la forma progresiva en que el leccionario introduce a los que participaban en la Liturgia de la palabra.

La conclusión resume dos intuiciones que dan respuesta al por qué de esta forma tan propia del rito hispano de disponer las lecturas en cuaresma. Misa y oficio se encuentran compenetrados. Pretenden introducir al conocimiento de la historia de la salvación, siguiendo muy probablemente el «esquema de las edades del mundo que propone san Agustín en su De catechizandis rudibus» (págs. 212s), mientras que los libros sapienciales cumplen una función espiritual y moral, en continuidad con el mundo bíblico y el ambiente patrístico.

El libro muestra el trabajo profundo de fuentes y seguramente el prolongado estudio de las mismas, actualizando y en cierto modo volviendo a presentar el antiguo trabajo de Martín Pindado de una forma más accesible. Como única “crítica” cabría decir que un apéndice comparativo entre las fuentes y las lecturas del actual misal hispano-mozárabe hubiese sido el colofón perfecto para un estudio exhaustivo y meritorio para comprender el único tiempo litúrgico de nuestro rito que disponía de lecturas para todos los días. En cualquier caso, con este estudio de las fuentes, las lecturas actuales se podrán comprender y vivir mejor en la celebración eucarística del rito hispano.

Adolfo Ivorra


[1]Cf. J. M. Asurmendi, “El leccionario de cuaresma en el Misal Hispano-Mozárabe”, Revista Española de Teología 56 (1996) 517-522.
[2]Los sistemas de lecturas de la cuaresma hispánica, Salamanca-Madrid 1977.