Introducción
Como novedad, incluimos por primera vez en este Calendario los “Prenotandos
del Misal Hispano-Mozárabe” (nn. 1-24; 142-170) que se encuentran en el primer
volumen del MHM: introducción histórica
del rito, estructura de la Misa, composición del Misal y normas de aplicación
del Misal. Los restantes números (nn. 25-141), al referirse directamente a
la celebración eucarística, los hemos omitido. Y, al igual que en ediciones
pasadas, encontramos las “Normas sobre el año litúrgico y sobre el calendario
en el rito hispano-mozárabe”, contenidas en
el segundo volumen del MHM.
Además de los Prenotandos, la presente edición se diferencia de las
anteriores en lo siguiente: en primer lugar, los miércoles y viernes de
Cuaresma han sido añadidos los Threni, canto
que sustituye al Psallendum en dicho periodo; en segundo lugar, han sido creados dos
apéndices: el primero con el Común de Santos y el segundo con las abreviaturas
y siglas contenidas en el presente Calendario.
Dado que en ediciones anteriores las citas del Común de Santos se repetían
en numerosas ocasiones, se ha visto oportuno que, en cada celebración, junto a la
mención del Común en particular (ej.: Común de Mártires I, II ó III) se
remitirá al Apéndice I en el que encontraremos las páginas del volumen II
referentes a la Misa y las Lecturas (ej.: Común de Mártires I, II ó II [pág. 125]).
Presentación del Señor Arzobispo-Primado
Este año
litúrgico 2015-2016 queda marcado por el Jubileo Extraordinario de la
Misericordia convocado por el Papa Francisco. En la Bula de convocación, cuyo
título es Misericordiæ Vultus, el
Papa de Roma nos señala que este Jubileo pretende ayudarnos a vivir en la vida
de cada día la misericordia que desde siempre nos dispensa el Padre, que nunca
se cansa de destrabar la puerta de su corazón (cf. n. 25).
El Año Jubilar
es, por tanto, una estupenda oportunidad para meditar esta misericordia de Dios
hacia los hombres haciendo uso de la eucología hispano-mozárabe. En nuestro
Misal la palabra misericordia aparece en más de doscientas ocasiones, muchas de
ellas en la conclusión de las oraciones: «Por tu misericordia, Dios nuestro,
que eres bendito y vives y todo lo gobiernas por los siglos de los siglos».
Si observamos el
Ordo Missæ, en los ritos iniciales,
el Sacerdote, antes de ofrecer el Sacrificio, ora en secreto ante el altar
suplicando la misericordia de Dios por su salvación y la de todo el pueblo. Al
final de ésta, pide de nuevo al Señor que le conceda alcanzar su gracia y su
misericordia por medio de una verdadera contrición y lágrimas.
Torna el tema de
la misericordia en el Cantus ad
confractionem. Mientras el Sacerdote fracciona el Cuerpo de Cristo en nueve
partes, evocando los misterios de su vida desde la Encarnación hasta el Reino,
en el caso de que no haya un canto propio, el coro puede cantar este versículo
del Salmo 32: «Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros, como lo
esperamos de ti» (Sal 32, 22).
Dada la
abundancia de lugares en los que a lo largo de toda la eucología del Misal
Hispano-Mozárabe aparece la palabra misericordia, quisiera destacar uno en
concreto: la Misa de Lázaro. En el quinto domingo de Cuaresma, antesala de la
“Semana Mayor”, se proclama el evangelio de la resurrección del hermano de
Marta y María (cf. Jn 11, 1-52).
Nuestro Señor Jesucristo, al resucitarle, nos está diciendo que Él, Señor de la
vida y de la muerte, resucitará de entre los muertos.
Bellísima es la
interpretación que hace la oración Post
Sanctus de este Domingo de Lázaro sobre el: “quitad la losa” (Jn 11, 39); no sólo lo interpreta como
el apartarlo del horrendo poder del sepulcro sino, sobre todo, como la gracia
con la que Cristo nos libró del peso de la ley. Quitada la piedra, aquél que
estaba muerto y que yacía en las profundidades del sepulcro, oyó la voz de la
Palabra de la Vida.
Quiera nuestro
Señor, resurrección de Lázaro y alegría de Marta y María, darnos la gracia de
ser evangelizadores que, resucitando de una vida de pecado, anuncien la alegría
del que no yace entre los muertos porque vive, o más aún, porque es la Vida.
Quitemos la losa
que no nos permite oír su voz, salgamos de la profundidad de nuestros pecados.
Pidámosle, también, que suelte nuestros pies y nuestras manos de las ligaduras
del pecado, que destape nuestra boca del sudario de la adversidad para que, con
los labios y el corazón, ofrezcamos dignamente el Santo Sacrificio.
Mis últimas
palabras las quisiera dirigir a los sacerdotes Salvador Aguilera y Adolfo
Ivorra que, perseverando en su buen hacer, han hecho llegar este Calendario
Litúrgico a su octava edición. El Dios piadoso y rico en misericordia se lo
premie.
«Cristo Jesús, que eres resurrección y vida de los
muertos, ayúdanos a todos con tu misericordia, y como en tus ocultos designios
volviste a la vida a Lázaro, muerto de cuatro días, así también con tu
acostumbrada misericordia otorga a los vivos la mejora de costumbres después de
su caída, y a los difuntos los gozos que no acaban de la mansión eterna» (Post Nomina, Domingo V de Cuaresma, Misa
de Lázaro).
Fiat misericordia tua, Domine, super nos!
X Braulio Rodríguez Plaza
Arzobispo de
Toledo,
Primado de España
y Superior Responsable del Rito
Hispano-Mozárabe
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Aquellos que
deseen el «Calendario Litúrgico» pueden dirigirse al Departamento de
Publicaciones del Instituto Superior de
Estudios Teológicos “San Ildefonso” de Toledo (Plaza de San Andrés, 3;
http://www.publicaciones-sanildefonso.es; publicaciones@itsanildefonso.com; tfno.
925.22.60.29); a la Libreria Pastoral
Diocesana de Toledo (C/ Arco de Palacio, 1; tfno. 925.22.44.17; lpastoralto@gmail.com)
o a la Libreria Cecadi de Madrid (C/
San Buenaventura, 4; tfno. 91.366.66.88 / 91.364.10.67; pedidos@cecadi.es).