La lectura de la Pasión del Señor
130. La Iglesia exhorta a los fieles a la lectura
frecuente, de manera individual o comunitaria, de la Palabra de Dios. Ahora
bien, no hay duda de que entre las páginas de la Biblia, la narración de la
Pasión del Señor tiene un valor pastoral especial, por lo que, por ejemplo, el Ordo
unctionis infirmorum eorumque pastoralis curae sugiere la lectura, en el
momento de la agonía del cristiano, de la narración de la Pasión del Señor o de
alguna paso de la misma.
Durante el tiempo de Cuaresma, el amor a Cristo
crucificado deberá llevar a la comunidad cristiana a preferir el miércoles y el
viernes, sobre todo, para la lectura de la Pasión del Señor.
Esta lectura, de gran sentido doctrinal, atrae la
atención de los fieles tanto por el contenido como por la estructura narrativa,
y suscita en ellos sentimientos de auténtica piedad: arrepentimiento de las
culpas cometidas, porque los fieles perciben que la Muerte de Cristo ha
sucedido para remisión de los pecados de todo el género humano y también de los
propios; compasión y solidaridad con el Inocente injustamente perseguido;
gratitud por el amor infinito que Jesús, el Hermano primogénito, ha demostrado
en su Pasión para con todos los hombres, sus hermanos; decisión de seguir los
ejemplos de mansedumbre, paciencia, misericordia, perdón de las ofensas y
abandono confiado en las manos del Padre, que Jesús dio de modo abundante y
eficaz durante su Pasión.
Fuera de la celebración litúrgica, la lectura de
la Pasión se puede "dramatizar" si es oportuno, confiando a lectores
distintos los textos correspondientes a los diversos personajes; asimismo, se
pueden intercalar cantos o momentos de silencio meditativo.
[Congregación
para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, Directorio
sobre la Piedad popular y la Liturgia. Ciudad del Vaticano 2002]