Decreto de la «Congregación para el Culto Divino» por el cual se introduce a San José en las Plegarias Eucarísticas II,III y IV del Misal Romano
San José, Escultor Pérez Rojas |
En el paterno cuidado
de Jesús, que San José de Nazaret desempeñó, colocado como cabeza de la Familia
del Señor, respondió generosamente a la gracia, cumpliendo la misión recibida
en la economía de la salvación y, uniéndose plenamente a los comienzos de los
misterios de la salvación humana, se ha convertido en modelo ejemplar de la
entrega humilde llevada a la perfección en la vida cristiana, y testimonio de
las virtudes corrientes, sencillas y humanas, necesarias para que los hombres
sean honestos y verdaderos seguidores de Cristo. Este hombre Justo, que ha
cuidado amorosamente de la Madre de Dios y se ha dedicado con alegría a la
educación de Jesucristo, se ha convertido en el custodio del tesoro más
precioso de Dios Padre, y ha sido constantemente venerado por el pueblo de
Dios, a lo largo de los siglos, como protector del cuerpo místico, que es la
Iglesia.
En la Iglesia católica, los fieles han manifestado siempre una devoción
ininterrumpida hacia San José y han honrado de manera constante y solemne la
memoria del castísimo Esposo de la Madre de Dios, Patrono celestial de toda la
Iglesia, hasta tal punto que el ya Beato Juan XXIII, durante el Sagrado
Concilio Ecuménico Vaticano II, decretó que se añadiera su nombre en el
antiquísimo Canon Romano. El Sumo Pontífice Benedicto XVI ha querido acoger y
aprobar benévolamente los piadosos deseos que han llegado desde muchos lugares
y que ahora, el Sumo Pontífice Francisco ha confirmado, considerando la
plenitud de la comunión de los santos que, habiendo peregrinado un tiempo a
nuestro lado, en el mundo, nos conducen a Cristo y nos unen a Él.
Por lo tanto, teniendo en cuenta todo esto, la Congregación para el Culto
Divino y la Disciplina de los Sacramentos, en virtud de las facultades
concedidas por el Sumo Pontífice Francisco, gustosamente decreta que el nombre
de San José, Esposo de la Bienaventurada Virgen María, se añada de ahora en
adelante en las Plegarias Eucarísticas II, III y IV de la tercera edición
típica del Misal Romano, colocándose después del nombre de la Bienaventurada
Virgen María, como sigue: en la Plegaria eucarística II: «ut cum beáta Dei
Genetríce Vírgine María, beáto
Ioseph, eius Sponso, cum
beátis Apóstolis»; en la Plegaria eucarística III: «cum beatíssima
Vírgine, Dei Genetríce, María, cum
beáto Ioseph, eius Sponso, cum
beátis Apóstolis»; en la Plegaria eucarística IV: «cum beáta Vírgine, Dei Genetríce, María, cum beáto Ioseph, eius Sponso, cum Apóstolis».
Por lo que se refiere a los textos redactados en lengua latina, se deben
utilizar las fórmulas que ahora se declaran típicas. La misma Congregación se
ocupará de proveer, a continuación, la traducción en las lenguas occidentales
de mayor difusión; la redacción en otras lenguas deberá ser preparada, conforme
a las normas del derecho, por la correspondiente Conferencia de Obispos y confirmada
por la Sede Apostólica, a través de este Dicasterio.
No obstante cualquier cosa en contrario.
Dado en la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los
Sacramentos, el día 1 de mayo del 2013, memoria de San José Obrero.
Antonio, Card.
Cañizares Llovera
Prefecto
+ Arturo Roche
Arzobispo
Secretario