La «Santísima Trinidad» en la Eucología Hispano-Mozárabe

Paso alegórico de la «Santísima Trinidad»
(Sevilla)
Introducción

 Aunque en nuestra Liturgia Hispano-Mozárabe no existe un Domingo dedicado a la «Santísima Trinidad», tal como existe en el Rito Romano, esto no quiere decir que se le reste importancia al Misterio Trinitario. En el Ciclo Temporal, por ejemplo, aparece la palabra “Trinidad” en 81 ocasiones. A continuación presento los textos más significativos a fin de que nos ayuden a ahondar en este “Dios único pero no solitario, unidad triple y Trinidad simple, sabiduría múltiple, unidad sin confusión, distinción sin separación, a quien confesamos uno en la substancia y proclamamos trino en las personas”.

Illatio del III Domingo de Adviento

Es justo y necesario, digno y honroso, Señor Jesucristo, Dios nuestro, recordar con esta solemne celebración la venida de tu gloria y el misterio de tu nacimiento en la carne, y proclamar con ánimo alegre la magnificencia de nuestra salvación manifestada en tan grandes acontecimientos. Pero, ¿quién podrá cantar las justas alabanzas que mereces, si al contemplar tus obras ni se pueden enumerar tus maravillas ni ensalzar debidamente toda tu potencia? Ninguna fórmula de fe se atrevería a expresar cuán grande o cómo eres, porque tu magnitud y tu manera de ser no las puede conocer la sabiduría. Si la capacidad de la mente humana no logra abarcar tu inmensidad, esto muestra que hemos de creer con simplicidad y proclamar en verdad la Trinidad en la divinidad así como tu omnipotencia. Tú, pues, Dios clementísimo, multiplica el crecimiento de la verdadera fe en nuestro ánimo, y restaura cada vez más en nosotros la forma de tu imagen y semejanza. Así, tal como creemos que viniste hace tiempo para remedio de los que estaban bajo cautiverio, que podamos verte venir con majestad, con toda firmeza, en tu segunda venida, habiendo obtenido el perdón de los pecados. Concédelo, Dios nuestro, tú que eres la Unidad estable y la Trinidad indivisa, a quien no cesan de alabar las legiones múltiples e inefables del cielo, todos los millares de Ángeles y Arcángeles, con los Ancianos y las Virtudes, los Tronos y las Dominaciones; a quien ensalzan los cuatro Animales provistos de seis alas, llenos de ojos por dentro y por fuera, que junto con los Querubines cantan el himno nuevo, alabando y diciendo:

Oratio Admonitionis del Domingo de Ramos

Queridos hermanos, practicando la fe católica con toda la fuerza de nuestros corazones, confesemos a Dios Padre, Dios Hijo, Dios Espíritu Santo. Lejos de nosotros decir al modo de los paganos, que son varios dioses; adoremos en los tres con fe y confianza a un solo Dios, pues la Trinidad es una en su esencia, no hay otro ser creador y eterno. Nadie, pues, imagine temerariamente, que hay diferentes potestades, donde bien sabemos que hay una sola potestad. Nadie introduzca desigualdades donde se encuentra la suma igualdad. No es el Padre anterior al Hijo porque lo engendró; ni el Hijo es posterior al que le engendra. No hay tampoco poder diferente en la naturaleza, ni voluntad distinta del donante y del donado. Al mismo tiempo la indivisible Trinidad creó los tiempos; al mismo tiempo restauró lo que había de perecer; al mismo tiempo el Padre y el Hijo y el Espíritu Santo vienen a los fieles; al mismo tiempo abandonan a los impíos; al mismo tiempo descansan sobre los humildes. Estemos dispuestos a mantener esta fe con alegría, hasta derramar la sangre, si queremos ser herederos de Dios Padre, para que fortalecidos con esta firmeza de la fe, lleguemos ilesos al reino celestial. R. Amén.

Por la misericordia de Dios, nuestro Dios, que es bendito, y vive y todo lo gobierna por los siglos de los siglos.

R. Amén.

Illatio del III Domingo de Cotidiano

Es justo y necesario alabarte siempre, Dios eterno y omnipotente, y darte gracias sin cesar con todas nuestras fuerzas, a ti, que con tu Unigénito Hijo, Señor nuestro, y con el Espíritu Santo, eres un único Dios en tres personas y un sólo Señor en la Trinidad. Y lo que creemos de tu gloria, Porque tú lo revelaste lo afirmamos también sin distinción de tu Hijo, nuestro Señor Jesucristo, y también del Espíritu Santo; de modo que, confesando la verdadera y eterna Divinidad, adoramos lo que es propio de cada persona divina, la unidad en la majestad y la igualdad en la divinidad. Por ti, único y verdadero Dios, la fe adquiere constancia; por ti la debilidad obtiene la fortaleza, y, cuanto es despiadado en las persecuciones y terrible en la muerte, lo haces superar felizmente con la confesión de tu nombre; por esto, todos los ángeles y arcángeles no cesan de alabarte, diciendo:

Post Pridie del Domingo VIII de Cotidiano

Señor, nos alegramos en tus alabanzas, creyendo todas las obras portentosas de nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, y confesando su encarnación y la potencia de su divinidad; al ofrecerte el sacrificio de alabanza, suplicamos de tu clemencia, Dios, inmensa Trinidad e infinita majestad, que esta oblación, depositada sobre tu santo altar, sea agradable en tu presencia y aceptable como expiación de nuestros pecados; dígnate bendecirla enviando tu santo Espíritu septiforme, de manera que Tú, Dios, te manifiestes en ella; para que, si alguien toma parte en ella, con tu bendición le concedas remedio en esta vida y pueda obtener después la vida eterna. R. Amén.

Illatio del Domingo IX de Cotidiano

Es justo y necesario, es en verdad nuestro deber y salvación alabarte siempre y darte gracias, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno; que eres único en la divinidad y trino en la majestad, inseparable por naturaleza, indisoluble en cuanto a persona, Dios único pero no solitario, unidad triple y Trinidad simple, sabiduría múltiple, unidad sin confusión, distinción sin separación, a quién confesamos uno en la substancia y proclamamos trino en las personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo, que eres reconocido trino en la unidad y adorado uno en la Trinidad. A quien los ángeles y arcángeles alaban unánimes diciendo: