Por Jaume González Padrós
Artículo de Jaume González Padrós, publicado en Phase, Nº 308, 2012, pp. 173-193.
Propaganda
Al
lado de páginas de verdadera solvencia teológica en materia litúrgica, abundan
las que están al servicio de tendencias y «sensibilidades»
concretas, algunas de ellas legítimas (otras quizás no tanto) dentro de la
comunidad eclesial.
También
en ellas uno puede encontrar muy distinta calidad en el material presentado[1].
Nuestros lectores ya sabrán que, con la entrada en vigor de los libros
anteriores a la reforma del Vaticano II, desde ciertos ámbitos se han
multiplicado las acciones para darlos a conocer al público en general, no sin
una cierta apología, la cual pasa no pocas veces por denigrar las expresiones
concretas de lo que dictó el Concilio. Internet se ha revelado, también para
esto, muy útil.
Desde
videos donde se explica, paso a paso, cómo celebrar con el Misal del 1962,
hasta lugares en red donde se hace auténtica propaganda para ciertos usos
litúrgicos, como, por ejemplo, comulgar siempre en la boca, o estimular a los
fieles a exigir reclinatorios para poder recibir la comunión arrodillados, etc.
A
menudo, ciertas webs caen en una flagrante injusticia, comparando, con
reportajes fotográficos, celebraciones muy dignas con el usus antiquor con auténticas caricaturas de lo querido y prescrito
por el Vaticano II y sus libros. La injusticia está ahí: no en poner en
evidencia lo vulgar y torcido de ciertas expresiones actuales en materia de
sacramentos, sino en comparar lo bello de un modo con lo feo del otro. La
comparación tendría que ser entre semejantes: una bella celebración realizada con
los libros anteriores a la reforma litúrgica con otra celebración, no menos
bella, llevada a cabo con los libros de la forma ordinaria del Rito romano[2].
Entonces, con esta suma en positivo, sí se podría empezar un debate que
edificaría a todos.
Sea
como sea, no podemos ignorar la existencia de estos espacios de información e
intercambio en el que se convierten estas páginas en internet, y que,
normalmente, tienen una especial incidencia entre un público joven, ya que, por
una parte, suelen ser personas jóvenes las que acceden a internet y, por otra,
precisamente porque, dada su edad, no conocen lo anterior al Concilio
experimentan como novedad lo que se les presenta bajo etiqueta de autenticidad
y seriedad. A menudo –digámoslo todo- estos jóvenes son católicos practicantes
que tienen una experiencia más bien deprimente en su parroquia y/o escuela
religiosa de lo que es una celebración litúrgica, especialmente de las llamadas
–y por un tiempo tan famosas- «misas jóvenes».
Sólo hay que pasar la vista sobre la pantalla, delante de estas webs a las que
nos referimos, y observar en las fotografías que, la edad de los participantes
no es, como cabría esperar a priori,
muy madura, sino más bien joven; e incluso, muy joven. Hay que tomar nota.
Como
también no se puede pasar por alto una nueva realidad que ha aparecido desde
hace pocos años y que consiste en poner, ante la mirada de todos, hechos que
son bien concretos y circunscritos. Ciertas webs de denuncia de los abusos
litúrgicos, y otras tantas no especializadas si quiera en estos temas, sino
dedicadas a la información general
dentro de la vida eclesial, pero que también se hacen eco de ello, han
ayudado a tomar conciencia de lo público en cualquier acción litúrgica. Lo que
sucede en una parroquia remota de un pueblo o de un anónimo barrio en una gran
ciudad, a los pocos minutos puede estar ante los ojos de todos, cruzando
océanos y continentes, ante una pantalla, ya que alguien, con su teléfono, por
ejemplo, ha realizado una fotografía o gravado un video, que ha descargado en
la red. Ejemplos de ello no faltan, que han creado notables perplejidades,
especialmente cuando los protagonistas son personas que, por su responsabilidad
dentro de la Iglesia, deberían expresar más discernimiento y madurez. Internet,
pues, sirve a la verdad poniendo ante la comunidad eclesial y sus pastores
aquello que merece ser denunciado por falso. A caballo entre lo indiscreto y lo
profético, entre el vicio y la virtud, a menudo, a través de la navegación
virtual, se conoce mejor el mundo real, también el mundo litúrgico, que algunos
imaginan preso de negros terrores y, otros, invadido de un rosado y dulzón
pastel. Cabría esperar, no obstante, que quienes hacen este servicio llevados
por la indignación y el deseo de fidelidad en lo que es de Dios y de la
Iglesia, también nos obsequiasen, al menos con semejante frecuencia, con
ejemplos dignos de ser contados por bellos y edificantes. Sería un buen
contrapeso a la fealdad de lo negativo.
Vida espiritual
Finalmente,
en nuestra aproximación a estas nuevas ágoras, nos topamos con muchas otras
páginas con un real interés de estar al servicio de la vida espiritual de los
bautizados, proponiendo material para ello, y también anunciando lugares y
tiempos donde se ofrece crecer en el conocimiento y vivencia de una verdadera experiencia
espiritual desde la liturgia.
Si
preguntamos al buscador con las palabras «espiritualidad
litúrgica» nos responde con 97. 200 resultados.
Así
mismo, en esta línea, muchas webs hacen posible que, sin apartarnos del
ordenador personal, tengamos ante los ojos las lecturas bíblicas de la misa de
cada día, especialmente de los domingos, y, no pocas veces, acompañadas de
comentarios homiléticos, o bien cercanos a la llamada Lectio divina, es decir, una lectura espiritual de la Sagrada
Escritura, muy oportuna para una comprensión y celebración litúrgica de la
Palabra. Al pedir al buscador «Lecturas misa»,
nos da un resultado de 1.850.000 entradas. Muchas webs diocesanas están aquí
presentes.
Debemos,
pues, valorar muy positivamente esta realidad; dar las gracias a tantas
personas dentro de la comunidad eclesial, que ponen su tiempo y sus
conocimientos al servicio de una mayor y mejor difusión de la Palabra, así como
de los textos litúrgicos (si bien en este caso en menor medida) para que los
bautizados podamos experimentar el bien de la cercanía a este pan del cielo que
es la misma Palabra de Dios.
Precisamente,
como ya hemos insinuado, sí que echamos de menos en la red ámbitos donde se
haga una verdadera mistagogía a partir de la eucología y de los ritos
litúrgicos. El comentario de la eucología menor y mayor de la eucaristía
dominical, por ejemplo, no es tan fácil de encontrar en internet. Y menos
todavía por lo que respecta a los otros sacramentos y sacramentales. Es
significativo que, si en el buscador insertamos «oraciones de la misa» nos da más de 400. 000 resultados, pero no remitiendo
a páginas con la eucología eucarística, sino hacia formularios de la oración de
los fieles o bien oraciones para antes o después de la misa, o consideraciones
tangenciales sobre el tema. Tampoco nos sirve de mucho, en vistas a una
profundización en la espiritualidad litúrgica, si preguntamos a internet por «eucología del misal romano», donde en 3.420 resultados,
nos acerca a sitios muy distintos, y la mayoría de ellos, estudios sobre el
tema, parcialmente destacados en este marco buscado.
Para concluir
Internet,
pues, se manifiesta como una ventana abierta a todo un abigarrado mundo
litúrgico, en el cual se puede entrar con gran provecho, pero también puede ser
algo desconcertante, dado que las fronteras entre lo objetivo y lo subjetivo,
lo estrictamente litúrgico y lo devocional, la reflexión seria y los impulsos a
la moda, son muy tenues.
A
pesar de ello, estamos convencidos que la formación litúrgica y su pastoral, ya
no se pueden programar ni realizar sin tener en cuenta este mundo de
información y de comunicación que es internet y sus páginas. Por otra parte,
quien se acerque a ellas con espíritu crítico, podrá encontrar muy buenos
subsidios, si los precisa, para vivir y hacer vivir con hondura las
celebraciones sacramentales y litúrgicas en general. Todo un reto, dicho sea de
paso, para tantas ediciones en papel, que durante muchos años han sido únicas
en este campo, y siguen cumpliendo bien su misión hoy, aunque para un futuro no
muy lejano, hay que preguntarse si las hojas impresas no se habrán tenido que
rendir ante las pantallas de los computadores.
La liturgia interesa, e internet nos lo pone ante los
ojos. Y, manifestándose, en muchos aspectos, ambiguo y heterogéneo vemos,
curiosamente, que lo virtual es «real
como la vida misma».
[1] Se comprenda que, desde estas páginas, no demos
más señas por lo que respecta a estas webs, las cuales, por otra parte, estando
en la red, pueden ser encontradas sin dificultad.
[2] También cabría,
teóricamente, la comparación entre expresiones deficientes entre una forma y la
otra. Ya que de las dos podemos encontrar ejemplos de ello, si bien, en la
actualidad, por razón de la excepcionalidad, los grupos que celebran con el usus antiquor cuidan muy bien el aspecto
estético y armónico de la celebración, ya que ello es, precisamente, desde su
punto de vista, un argumento a favor de su praxis.
Artículo de Jaume González Padrós, publicado en Phase, Nº 308, 2012, pp. 173-193.