"Vela sobre ti mismo, oh Sacerdote, y mira por el ministerio que recibiste para que lo realices con temor de Dios. Por lo demás: mira que no es terreno el ministerio que tienes entre manos sino celestial, no es humano sino angelical.
Busca, oh Sacerdote, presentarte como un operario que no tiene de qué avergonzarse y que dispensa rectamente la Palabra de la Verdad (1).
Vela de no ir nunca a la Synaxis teniendo enemistad con nadie, para no ahuyentar al Paráclito.
En el día de la Synaxis no entres en contiendas ni en altercados, al contrario, permanece rezando «escondido» (2) leyendo hasta la Hora (3). Preséntate con compunción (4) ante el Santo Altar, sin mirar aquí o allá, o bien abreviando las oraciones con afán de rapidez.
Por el contrario, cuando estés orando, no tengas acepción por persona alguna, antes bien pon tus ojos en el Rey, que está ante ti, y a las huestes que sirven alrededor (5). No simules ni distribuyas el Divino Cuerpo donde no conviene.
Hazte digno de los sagrados cánones y concelebra tal como los cánones establecen. En efecto, considera cómo te presentas ante la Santa Mesa, y cómo celebras y de quién participas y cuál es tu disposición.
Ten en cuenta, pues, de no olvidar los mandamientos del Señor y las Tradiciones de sus santos Discípulos, porque dicen: «No deis las cosas santas a los perros, ni echéis mis perlas a los cerdos» (6).
Mira también de no dejarte guiar por temor humano; ten cuidado de no entregar al Hijo de Dios en manos indignas. En aquella Hora, no tengas respetos por los nobles de la tierra, ni siquiera te asustes de los que ciñen la diadema; cuando estés realizando las cosas santas, vigila a quienes quieren llevarse los Dones a sus casas; tú, imponte, porque reciben regalos de las mujeres, y también de los que son indignos.
Ten en cuenta, pues, cómo los sagrados cánones y los Concilios de los Santos Padres han establecido: tú, obra de ese modo y no distribuirás [los Dones] ni a gente que no sea digna ya sea clérigo ya sea laico. Conviértelos a la fe ortodoxa, y ¡ay, de quienes tienen esas compañías!
Mira, en efecto, que no caigan moscas dentro del Santo Cáliz, ni que se empañe ni se estropee ni caiga en manos de herejes, antes bien, vela cómo los reservas al concluir la Divina Liturgia; ni que, por ir rápido, se te caigan las «Perlas» o permanezcan en el Cáliz; o bien quedándose el agua, el Santo Cáliz se estropee. Por el contrario, recogiendo ambas, vete en paz.
Si guardares esta Tradición, oh Sacerdote, te salvarás a ti mismo y a quienes enseñarás (7); orando también por mí, mísero, al Señor, a quien se debe gloria por los siglos. Amén".
(San Basilio Magno, Sermo ob sacerdotum instructionem,
PG 31, 1685-1688)
[Citas: 1.- 2Tim 2,15; 2.- Mt 6,6; 3.- Se refiere a la hora en la que debe celebrar la Divina Mystagogia; 4. Sal 2, 11; 5.- Rey: Dios; Huestes: corte celestial de ángeles y santos que están presentes en esta celebración de la Theia Leitourgia; 6.- Mt 7, 6; 7.- 1Tim 4,16]