Después que el sacerdote ha hecho la fracción del pan, nos dice la Institutio (y la rúbrica respectiva) que «deposita una partícula de la hostia en el cáliz» (núm. 83). Pero claro, este signo muchas veces se realiza de forma tan insignificante que no se enteran ni las velas del altar.
A ver, pues, si los prestes nos ponemos las pilas, y hacemos una fracción generosa sobre la patena, y luego, un fragmento del pan, que no sea microscópico, lo depositamos de forma visible dentro del cáliz mientras rezamos en secreto la oración que toca. ¡Que no parezca, frotando los deditos, que echamos un pellizco de sal dentro del puchero!
De esta manera, si lo hacemos bien, igual algunos fieles se interrogan y, al acabar la misa, nos preguntan por el significado del gesto, de tal forma que tenemos la ocasión de explicarles, como dice el misal, que, con él, «se significa la unidad del Cuerpo y de la Sangre del Señor en la obra salvadora, es decir, del Cuerpo de Cristo Jesús viviente y glorioso» (Íbid).
Y si se quiere ahondar en más explicaciones se puede informar, a esos fieles curiosos, del sentido del fermentum proveniente, en la antigüedad, de la misa papal y depositado dentro del cáliz de la misa presbiteral, con todo el significado de comunión en la fe de la misma Iglesia al celebrar la única eucaristía. Y etc., etc., etc. ¡que tela para cortar hay mucha, en historia, teología y espiritualidad!
Seamos generosos al celebrar litúrgicamente y todos saldremos ganando. ¡Atrévanse… atrévanse… y ya verán!
("Flash Litúrgico" publicado por el Dr. D. Jaume González Padrós en el nº11 (2011) de la Revista "Liturgia y Espiritualidad")
A ver, pues, si los prestes nos ponemos las pilas, y hacemos una fracción generosa sobre la patena, y luego, un fragmento del pan, que no sea microscópico, lo depositamos de forma visible dentro del cáliz mientras rezamos en secreto la oración que toca. ¡Que no parezca, frotando los deditos, que echamos un pellizco de sal dentro del puchero!
De esta manera, si lo hacemos bien, igual algunos fieles se interrogan y, al acabar la misa, nos preguntan por el significado del gesto, de tal forma que tenemos la ocasión de explicarles, como dice el misal, que, con él, «se significa la unidad del Cuerpo y de la Sangre del Señor en la obra salvadora, es decir, del Cuerpo de Cristo Jesús viviente y glorioso» (Íbid).
Y si se quiere ahondar en más explicaciones se puede informar, a esos fieles curiosos, del sentido del fermentum proveniente, en la antigüedad, de la misa papal y depositado dentro del cáliz de la misa presbiteral, con todo el significado de comunión en la fe de la misma Iglesia al celebrar la única eucaristía. Y etc., etc., etc. ¡que tela para cortar hay mucha, en historia, teología y espiritualidad!
Seamos generosos al celebrar litúrgicamente y todos saldremos ganando. ¡Atrévanse… atrévanse… y ya verán!
("Flash Litúrgico" publicado por el Dr. D. Jaume González Padrós en el nº11 (2011) de la Revista "Liturgia y Espiritualidad")