El día 14 de febrero celebramos la Fiesta de los Santos Cirilo y Metodio, día que nos ofrece la oportunidad de conocer la figura de estos dos grandes Santos que, en palabras del Papa Benedicto XVI, son "hermanos en la sangre y en la fe y evangelizadores de los eslavos"; o, en palabras del Papa Pío XI, son: "hijos de Oriente, bizantinos de patria, griegos de origen, romanos por su misión, eslavos por los frutos apostólicos". Y qué mejor guía para conocerlos que la maravillosa Catequesis que hizo el Papa Benedicto en la Audiencia General del miércoles 17 de Junio del año 2009.
Nos dice el Santo Padre en su Catequesis, de la cual extraigo párrafos, que san Cirilo nació en Tesalónica y a los catorce años fue enviado a Constantinopla para educarse; en aquellos años fue introducido en las diferentes materias universitarias, entre ellas la dialéctica, teniendo como maestro a Focio. Recibió las órdenes sagradas y se convirtió en "bibliotecario" en el patriarcado, aunque más tarde, deseando retirarse a la soledad, se escondió en un monasterio, pero pronto fue descubierto y le encomendaron la enseñanza de las ciencias sagradas y profanas, tarea que desempeñó tan bien que se ganó el apelativo de "filósofo".
Mientras tanto, su hermano Miguel (nacido en torno al año 815), tras una carrera administrativa en Macedonia, hacia el año 850 abandonó el mundo para retirarse a la vida monástica en el monte Olimpo, en Bitinia, donde recibió el nombre de Metodio (el nombre monástico debía comenzar por la misma letra del de bautismo) y se convirtió en egúmeno (abad) del monasterio de Polychron.
Más tarde los dos hermanos fueron enviados a Moravia por el emperador Miguel III, a quien el príncipe de Moravia, Ratislao, había hecho una petición precisa: "Nuestro pueblo —le había dicho—, desde que renunció al paganismo, observa la ley cristiana; pero no tenemos un maestro capaz de explicarnos la verdadera fe en nuestro idioma". La misión tuvo muy pronto un éxito insólito; al traducir la liturgia a la lengua eslava, los dos hermanos se ganaron una gran simpatía entre el pueblo.
En un viaje a Roma san Cirilo enfermó gravemente, y al sentir que se acercaba su muerte, quiso consagrarse totalmente a Dios como monje en uno de los monasterios griegos de la ciudad (probablemente en Santa Práxedes) y tomó el nombre monástico de Cirilo (su nombre de bautismo era Constantino). Luego pidió con insistencia a su hermano Metodio, que mientras tanto había sido consagrado obispo, que no abandonara la misión en Moravia y regresara a aquellas poblaciones. Y dirigió a Dios esta invocación: "Señor, Dios mío..., escucha mi oración y conserva fiel a ti el rebaño que me habías encomendado... Líbralos de la herejía de las tres lenguas, reúnelos a todos en la unidad, y haz que el pueblo que has elegido viva concorde en la auténtica fe y en la recta confesión". Falleció el 14 de febrero del año 869.
De la mano de estos Santos hermanos nació el alfabeto glagolítico que, modificado posteriormente, fue designado con el nombre de "cirílico" en honor a su inspirador. Fue un hecho decisivo para el desarrollo de la civilización eslava en general, ya que san Cirilo y san Metodio estaban convencidos de que los diferentes pueblos no podían considerar que habían recibido plenamente la Revelación hasta que no la hubieran escuchado en su propio idioma y leído en los caracteres propios de su alfabeto.
El Beato Juan Pablo II con la carta apostólica Egregiae virtutis viri, los declaró copatronos de Europa junto con san Benito (AAS 73 [1981] 258-262). Este mismo Papa dirigió una súplica a los Santos Cirilo y Metodio un 14 de febrero de 1981 al finalizar la Homilía de la Santa Misa que celebró en la Basílica Romana de San Clemente, la súplica era ésta:
¡Oh Santos Cirilo y Metodio, que con entrega admirable llevasteis la fe a los pueblos sedientos de verdad y de luz; haced que toda la Iglesia proclame siempre a Cristo crucificado y resucitado, Redentor del hombre!
¡Oh Santos Cirilo y Metodio, que en vuestro difícil y duro apostolado misionero permanecisteis siempre profundamente vinculados a la Iglesia de Constantinopla y a la Sede Romana de Pedro; haced que las dos Iglesias hermanas, la Iglesia católica y la ortodoxa, superados en la caridad y en la verdad los elementos de división, puedan alcanzar pronto la plena unión deseada!
¡Oh Santos Cirilo y Metodio, que, con sincero espíritu de fraternidad, os acercasteis a pueblos diversos para llevar a todos el mensaje de amor universal predicado por Cristo; haced que los pueblos del continente europeo, conscientes de su común patrimonio cristiano, vivan en el respeto recíproco de los justos derechos y en la solidaridad, y sean realizadores de paz entre todas las naciones del mundo!
¡Oh Santos Cirilo y Metodio, que, impulsados por el amor de Cristo, abandonasteis todo para servir al Evangelio; proteged a la Iglesia de Dios: a mí, Sucesor de Pedro en la Sede Romana; a los obispos, sacerdotes, religiosos, religiosas, misioneros, misioneras, padres, madres, jóvenes de ambos sexos, niños, pobres, enfermos, a los que sufren; que cada uno de nosotros, allí donde lo ha colocado la divina Providencia, sea un "obrero" digno de la mies del Señor! ¡Amén!
Nos dice el Santo Padre en su Catequesis, de la cual extraigo párrafos, que san Cirilo nació en Tesalónica y a los catorce años fue enviado a Constantinopla para educarse; en aquellos años fue introducido en las diferentes materias universitarias, entre ellas la dialéctica, teniendo como maestro a Focio. Recibió las órdenes sagradas y se convirtió en "bibliotecario" en el patriarcado, aunque más tarde, deseando retirarse a la soledad, se escondió en un monasterio, pero pronto fue descubierto y le encomendaron la enseñanza de las ciencias sagradas y profanas, tarea que desempeñó tan bien que se ganó el apelativo de "filósofo".
Mientras tanto, su hermano Miguel (nacido en torno al año 815), tras una carrera administrativa en Macedonia, hacia el año 850 abandonó el mundo para retirarse a la vida monástica en el monte Olimpo, en Bitinia, donde recibió el nombre de Metodio (el nombre monástico debía comenzar por la misma letra del de bautismo) y se convirtió en egúmeno (abad) del monasterio de Polychron.
Más tarde los dos hermanos fueron enviados a Moravia por el emperador Miguel III, a quien el príncipe de Moravia, Ratislao, había hecho una petición precisa: "Nuestro pueblo —le había dicho—, desde que renunció al paganismo, observa la ley cristiana; pero no tenemos un maestro capaz de explicarnos la verdadera fe en nuestro idioma". La misión tuvo muy pronto un éxito insólito; al traducir la liturgia a la lengua eslava, los dos hermanos se ganaron una gran simpatía entre el pueblo.
En un viaje a Roma san Cirilo enfermó gravemente, y al sentir que se acercaba su muerte, quiso consagrarse totalmente a Dios como monje en uno de los monasterios griegos de la ciudad (probablemente en Santa Práxedes) y tomó el nombre monástico de Cirilo (su nombre de bautismo era Constantino). Luego pidió con insistencia a su hermano Metodio, que mientras tanto había sido consagrado obispo, que no abandonara la misión en Moravia y regresara a aquellas poblaciones. Y dirigió a Dios esta invocación: "Señor, Dios mío..., escucha mi oración y conserva fiel a ti el rebaño que me habías encomendado... Líbralos de la herejía de las tres lenguas, reúnelos a todos en la unidad, y haz que el pueblo que has elegido viva concorde en la auténtica fe y en la recta confesión". Falleció el 14 de febrero del año 869.
De la mano de estos Santos hermanos nació el alfabeto glagolítico que, modificado posteriormente, fue designado con el nombre de "cirílico" en honor a su inspirador. Fue un hecho decisivo para el desarrollo de la civilización eslava en general, ya que san Cirilo y san Metodio estaban convencidos de que los diferentes pueblos no podían considerar que habían recibido plenamente la Revelación hasta que no la hubieran escuchado en su propio idioma y leído en los caracteres propios de su alfabeto.
El Beato Juan Pablo II con la carta apostólica Egregiae virtutis viri, los declaró copatronos de Europa junto con san Benito (AAS 73 [1981] 258-262). Este mismo Papa dirigió una súplica a los Santos Cirilo y Metodio un 14 de febrero de 1981 al finalizar la Homilía de la Santa Misa que celebró en la Basílica Romana de San Clemente, la súplica era ésta:
¡Oh Santos Cirilo y Metodio, que con entrega admirable llevasteis la fe a los pueblos sedientos de verdad y de luz; haced que toda la Iglesia proclame siempre a Cristo crucificado y resucitado, Redentor del hombre!
¡Oh Santos Cirilo y Metodio, que en vuestro difícil y duro apostolado misionero permanecisteis siempre profundamente vinculados a la Iglesia de Constantinopla y a la Sede Romana de Pedro; haced que las dos Iglesias hermanas, la Iglesia católica y la ortodoxa, superados en la caridad y en la verdad los elementos de división, puedan alcanzar pronto la plena unión deseada!
¡Oh Santos Cirilo y Metodio, que, con sincero espíritu de fraternidad, os acercasteis a pueblos diversos para llevar a todos el mensaje de amor universal predicado por Cristo; haced que los pueblos del continente europeo, conscientes de su común patrimonio cristiano, vivan en el respeto recíproco de los justos derechos y en la solidaridad, y sean realizadores de paz entre todas las naciones del mundo!
¡Oh Santos Cirilo y Metodio, que, impulsados por el amor de Cristo, abandonasteis todo para servir al Evangelio; proteged a la Iglesia de Dios: a mí, Sucesor de Pedro en la Sede Romana; a los obispos, sacerdotes, religiosos, religiosas, misioneros, misioneras, padres, madres, jóvenes de ambos sexos, niños, pobres, enfermos, a los que sufren; que cada uno de nosotros, allí donde lo ha colocado la divina Providencia, sea un "obrero" digno de la mies del Señor! ¡Amén!
(Fotografía: Santos Cirilo y Metodio de la Capilla del "Pontificio Instituto Oriental" (PIO), Roma)