Hoy ha portado al Altísimo como racimo lleno de vida
La fiesta de la Exaltación de la Cruz - "Universal exaltación de la Cruz preciosa y vivificante" es su título en los libros litúrgicos de la tradición bizantina - tiene un origen jerosolimitano relacionado con la dedicación de la Basílica de la Resurrección, edificada sobre la tumba del Señor en el 335, y también con la celebración del hallazgo de la reliquia de la Cruz por parte de la emperatriz Elena y del obispo Macario, representados en el icono de la fiesta. La Cruz tiene un puesto relevante en la liturgia bizantina: es conmemorada todos los miércoles y viernes del año con el canto de un tropario, el tercer domingo de Cuaresma, el 7 de Mayo y el 1 de Agosto, presentada siempre como lugar de la victoria de Cristo sobre la muerte, de la vida sobre la muerte, lugar de muerte de la muerte. La celebración del 14 de Septiembre es precedida por una pre-fiesta el 13, que celebra la dedicación de la basílica de la Resurrección, y se prolonga con una octava hasta el día 21.
Los textos del oficio ponen en paralelo, repetidamente, el árbol del paraíso y el de la Cruz: "Cruz venerabilísima que las huestes angélicas rodean gozosas, hoy, en tu exaltación, por voluntad divina levantaste a todos aquellos que, por el engaño de aquel fruto, habían sido expulsados y habían sido precipitados en la muerte"; "en el paraíso en una ocasión un árbol me despojó, porque haciéndome gustar el fruto, el enemigo ha introducido la muerte; pero el árbol de la Cruz, que trae a los hombres el hábito de la vida, ha sido plantado en la tierra, y todo el mundo está repleto de tu gloria"; "la Cruz que ha portado al Altísimo, cual racimo de vida, se muestra hoy elevada sobre la tierra: por ella todos hemos sido atraídos hacia Dios, y la muerte ha sido del todo devorada. ¡Oh árbol inmaculado, por medio del cual gustamos el alimento inmortal del Edén, dando gloria a Cristo!".
Uno de los troparios del oficio vespertino, con imágenes asombrosas y profundas, resume todo el misterio de la salvación: "Venid, gentes todas, adoremos el leño bendito por el cual se ha realizado la eterna justicia: ya que aquél que con el árbol ha engañado al progenitor Adán, es cazado por la Cruz, y cae fulminante en funesta caída. Con la sangre de Dios es lavado el veneno de la serpiente, y es anulada la maldición de la justa condena por la injusta condena impuesta al justo: porque con un árbol necesitaba restaurar el árbol, y con la pasión del impasible destruir en el árbol las pasiones del condenado". En otro tropario, la Encarnación de Cristo, Dios en la carne, es presentada como cebo que en la Cruz atrae y vence al enemigo: "Por ti ha caído aquél que con un árbol había engañado, ha sido atraído por Dios que en la carne en ti ha sido clavado, y que dona la paz a nuestras almas".
Diversos textos hacen una lectura cristológica de muchos textos del Antiguo Testamento que la tradición patrística y litúrgica ha leído e interpretado como prefiguración del misterio de la Cruz del Señor: "Lo que Moisés prefiguró un tiempo en su persona, venciendo así a Amalec y abatiéndolo, lo que David el cantor ordenó venerar como escabel de tus pies, tu Cruz preciosa, oh Cristo Dios"; "trazando una cruz, Moisés, con el bastón en vertical, dividió el Mar Rojo para Israel que lo pasó a pie enjuto, después lo reunió sobre si mismo volviéndolo contra los carros del faraón, diseñando, horizontalmente, el arma invencible"; "en las entrañas del monstruo marino, Jonás extendiendo sus palmas en forma de cruz, claramente prefiguraba la salvífica pasión; por esto saliendo al tercer día, prefiguró la Resurrección de Cristo Dios crucificado en la carne que con su Resurrección al tercer día ha iluminado el mundo".
Al finalizar del matutino tiene lugar el rito de la exaltación y de la veneración de la santa Cruz. El sacerdote toma del altar la bandeja que contiene la Cruz preciosa colocada entre hojas de albahaca - la hierba perfumada que, según la tradición, era la única que crecía en el Calvario y que rodeaba la Cruz cuando fue encontrada - y en procesión la porta teniendo la bandeja sobre su cabeza hasta la puerta central del iconostasio y al centro de la iglesia. Allí depone la bandeja sobre una pequeña mesa, hace tres prostraciones profundas y, tomando la Cruz en la mano junto a las hojas de albahaca, mirando a Oriente, la eleva sobre su propia cabeza, después la baja hasta el suelo y finalmente traza el signo de la cruz, mientras los fieles cantan cien veces "Kyrie eleison". Repitiendo esta gran bendición hacia los cuatro puntos cardinales y de nuevo hacia oriente, el sacerdote invoca la misericordia y la bendición del Señor sobre la Iglesia y sobre el mundo entero. Al finalizar, el sacerdote alza la Cruz y con ella bendice al pueblo que, a continuación, para a venerarla y recibe las hojas de albahaca, para recordar el buen perfume de Cristo resucitado que todos los cristianos están llamados a testimoniar en el mundo.
(Publicado por Manuel Nin en l'Osservatore Romano el 14-15 de Septiembre de 2009; traducción del original italiano: Salvador Aguilera López)