Alexander Schmemann nació el 13 de septiembre de 1921 en Tallin, capital de Estonia, en el seno de una familia de emigrantes rusos.
Cuando tenía siete años, su familia emigró de nuevo a París, donde existía ya una comunidad rusa de emigrantes tras la revolución de 1917; y donde un grupo de intelectuales funda el centro de teología ortodoxa más representativo de Occidente.
En la capital francesa prosigue su educación infantil: primero como cadete en la Escuela Militar Rusa de Versalles; y posteriormente, en la escuela superior. Allí entra en contacto con el gran legado cultural ruso, particularmente la literatura de Dostoevsky. Tras esta experiencia, frecuenta el Liceo francés y se matricula en la Universidad de París.
En este tiempo asiste como acólito a la Divina Liturgia que el Metropolita Evlogii celebra en la catedral de san Alejandro Nevsky, sita en la calle Daru de Paris. Allí experimenta la solemnidad, la dignidad y el misterio del culto ortodoxo; y comienza a comprender el valor y las dimensiones de la liturgia.
Hacia los quince años escucha la predicación del P. Sergio Bulgakov. Tras este encuentro decide matricularse, en plena ocupación alemana de París, en el Instituto Teológico San Sergio de Paris, donde proseguirá los próximos doce años, primero como alumno (desde 1940-1945), después como profesor de historia (1946-1951). Este centro marcará el resto de su vida. Allí entra en contacto con importantes profesores y teólogos de la ortodoxia occidental. Admira las reflexiones sociológicas de Bulgakov. El profesor A. V. Kartashev le introduce en el estudio de la historia de la Iglesia y será el director de su valiosa investigación sobre la teocracia Bizantina y de su tesis doctoral sobre el Concilio de Florencia y S. Marcos de Efeso. El P. N. Afanasiev le forma en la teología eucarística. Y el archimandrita P. Cipriano Kern, profesor de patrística, no sólo le introduce en el estudio de la teología litúrgica, sino que será también su padre espiritual. Por medio de estos y otros profesores ortodoxos, Schmemann contacta con el renacimiento espiritual y litúrgico del Oriente y del Occidente, porque conoce también a Casel, Beauduin, Jungmann, Bouyer, Guardini, Danielou, etc., máximos exponentes del movimiento litúrgico y del renacimiento teológico en el catolicismo francés de mitad del siglo XX.
En 1945 se casa con Juliana Ossorguine, estudiante de clásicas en la Sorbona, perteneciente a una de las tradicionales familias de la Iglesia rusa; con la que tendrá tres hijos. Al año siguiente, en 1946, es ordenado presbítero por el Arzobispo Vladimir Tikhonitskii, cabeza del Exarcado Ruso en Europa Occidental, bajo la jurisdicción del Patriarcado de Constantinopla. Realiza su primera misión pastoral en la parroquia rusa Santos Constantino y Elena de Clamart, cerca de París, junto a su padre espiritual Cipriano Kern. En este mismo año inicia también su ministerio académico como profesor de historia de la Iglesia en el Instituto Teólogico San Sergio. Se percibe en sus clases la influencia de la eclesiología eucarística de Afanasiev y del movimiento litúrgico romano.
Varios factores motivan su traslado a América. Por un lado, la situación confusa de la Iglesia en Europa y el deseo de tomar perspectiva desde otro lugar para tener una mejor visión eclesial; por otro, la necesidad de profesores teólogos en las comunidades ortodoxas de América; y, sobre todo, la marcha a Estados Unidos en 1949 de su amigo profesor P. Jorge Florovsky, que llega a ser rector del Seminario San Vladimir de New York. En 1951 parte con su familia a New York y se incorpora a la comunidad académica del seminario ortodoxo. Son años de estudio e investigación. En 1954 completa y publica su obra, comenzada en París, Historical Path of Eastern Orthodoxy y en 1959 obtiene el doctorado. Tres años después, en 1962, la sede del Seminario se traslada a Crestwood, cerca de New York, y es él quien asume el cargo de rector, que mantendrá hasta su muerte. Es en este lugar donde desarrolla su máximo magisterio.
Como profesor destacaba por su don de lenguas y oratoria, que junto a su claridad y buen humor, hacían de sus clases una agradable experiencia para todos los estudiantes. Escribió numerosos libros y artículos, en especial sobre el tema de sus tres asignaturas básicas: historia de la Iglesia oriental, teología litúrgica y teología pastoral.
La asignatura de “historia de la Iglesia oriental” le ayudó a valorar su tradición ortodoxa y la labor ecuménica. Para no perder el contacto con la Iglesia ortodoxa rusa, dirigió durante treinta años un sermón semanal en ruso transmitido por “Radio Liberty”. A través de este medio se hizo muy popular en Rusia y conoció a su amigo Alexander I. Solzhenitsyn, expulsado de Rusia en 1970.
Su reflexión eclesiológica estuvo marcada por la experiencia de diáspora ortodoxa, que facilitó su apertura al ámbito ecuménico, en concreto al movimiento litúrgico y ecuménico de la Iglesia de Roma. Por su buen conocimiento de la teología romana fue nombrado observador en el Concilio Vaticano II (1962-1965). Y por su excelente preparación teológica fue designado representante de la Iglesia Ortodoxa en la Comisión “Fe y Orden” del Consejo Ecuménico Mundial de las Iglesias.
El núcleo de su reflexión teológica es la liturgia. Su asignatura “teología litúrgica” –tal vez fuera el primero en utilizar esta expresión- ahonda en el sentido del culto cristiano y de la vida sacramental de la Iglesia. Schmemann afirma que “la tradición litúrgica de la Iglesia es el mayor signo y expresión de la fe cristiana”. Los ritos litúrgicos son una importante fuente teológica. Pero además, el culto revela la finalidad doxológica y la naturaleza sacramental de la Iglesia. Esta visión sacramental se extiendo a todo el cosmos, ya que la creación entera es signo de la presencia del Dios trinitario. Su libro “For the Life of the World” (1963) desarrolla este tema central de su teología.
Schmemann fue también un admirable pastor y administrador eclesiástico de la “Metropolía” Ortodoxa rusa en América. Trabajó intensamente para fomentar el crecimiento de la Iglesia Ortodoxa en América, cuya recompensa fue la concesión del estatuto de independencia de la Iglesia Ortodoxa rusa en América. Su relación personal con el Metropolita Nikodim Rotov de Leningrado facilitó las negociaciones, que culminan con la firma del Tomos de la Autocefalía por parte del Patriarca Alexis de Moscú el 10 de abril de 1970. Tenía bien merecido el título recibido de “protopresbítero”, el mayor honor para un presbítero ortodoxo casado.
En 1982 le informan que tiene un cáncer. A partir de este momento, la enfermedad va mediatizando su vida. Lo considera una oportunidad para la esperanza; y en este tiempo habla mucho de Cristo. El 8 de diciembre de 1983 recibe la comunión y el sacramento de la Santa Unción en la cama del hospital de New York. Al final besa la cruz y responde con un triple Amen. Murió el 13 de diciembre de 1983 en su casa de New York, a los 62 años de edad; y su cuerpo reposa en el cementerio del Monasterio de San Tikhon de New York.
Hay una frase en el prólogo a la edición rusa de su libro “Introducción a la Teología Litúrgica” en la que se definía a sí mismo como “un niño emigrante ruso… cautivado en su vida por el hermoso mundo místico del culto divino”.
Cuando tenía siete años, su familia emigró de nuevo a París, donde existía ya una comunidad rusa de emigrantes tras la revolución de 1917; y donde un grupo de intelectuales funda el centro de teología ortodoxa más representativo de Occidente.
En la capital francesa prosigue su educación infantil: primero como cadete en la Escuela Militar Rusa de Versalles; y posteriormente, en la escuela superior. Allí entra en contacto con el gran legado cultural ruso, particularmente la literatura de Dostoevsky. Tras esta experiencia, frecuenta el Liceo francés y se matricula en la Universidad de París.
En este tiempo asiste como acólito a la Divina Liturgia que el Metropolita Evlogii celebra en la catedral de san Alejandro Nevsky, sita en la calle Daru de Paris. Allí experimenta la solemnidad, la dignidad y el misterio del culto ortodoxo; y comienza a comprender el valor y las dimensiones de la liturgia.
Hacia los quince años escucha la predicación del P. Sergio Bulgakov. Tras este encuentro decide matricularse, en plena ocupación alemana de París, en el Instituto Teológico San Sergio de Paris, donde proseguirá los próximos doce años, primero como alumno (desde 1940-1945), después como profesor de historia (1946-1951). Este centro marcará el resto de su vida. Allí entra en contacto con importantes profesores y teólogos de la ortodoxia occidental. Admira las reflexiones sociológicas de Bulgakov. El profesor A. V. Kartashev le introduce en el estudio de la historia de la Iglesia y será el director de su valiosa investigación sobre la teocracia Bizantina y de su tesis doctoral sobre el Concilio de Florencia y S. Marcos de Efeso. El P. N. Afanasiev le forma en la teología eucarística. Y el archimandrita P. Cipriano Kern, profesor de patrística, no sólo le introduce en el estudio de la teología litúrgica, sino que será también su padre espiritual. Por medio de estos y otros profesores ortodoxos, Schmemann contacta con el renacimiento espiritual y litúrgico del Oriente y del Occidente, porque conoce también a Casel, Beauduin, Jungmann, Bouyer, Guardini, Danielou, etc., máximos exponentes del movimiento litúrgico y del renacimiento teológico en el catolicismo francés de mitad del siglo XX.
En 1945 se casa con Juliana Ossorguine, estudiante de clásicas en la Sorbona, perteneciente a una de las tradicionales familias de la Iglesia rusa; con la que tendrá tres hijos. Al año siguiente, en 1946, es ordenado presbítero por el Arzobispo Vladimir Tikhonitskii, cabeza del Exarcado Ruso en Europa Occidental, bajo la jurisdicción del Patriarcado de Constantinopla. Realiza su primera misión pastoral en la parroquia rusa Santos Constantino y Elena de Clamart, cerca de París, junto a su padre espiritual Cipriano Kern. En este mismo año inicia también su ministerio académico como profesor de historia de la Iglesia en el Instituto Teólogico San Sergio. Se percibe en sus clases la influencia de la eclesiología eucarística de Afanasiev y del movimiento litúrgico romano.
Varios factores motivan su traslado a América. Por un lado, la situación confusa de la Iglesia en Europa y el deseo de tomar perspectiva desde otro lugar para tener una mejor visión eclesial; por otro, la necesidad de profesores teólogos en las comunidades ortodoxas de América; y, sobre todo, la marcha a Estados Unidos en 1949 de su amigo profesor P. Jorge Florovsky, que llega a ser rector del Seminario San Vladimir de New York. En 1951 parte con su familia a New York y se incorpora a la comunidad académica del seminario ortodoxo. Son años de estudio e investigación. En 1954 completa y publica su obra, comenzada en París, Historical Path of Eastern Orthodoxy y en 1959 obtiene el doctorado. Tres años después, en 1962, la sede del Seminario se traslada a Crestwood, cerca de New York, y es él quien asume el cargo de rector, que mantendrá hasta su muerte. Es en este lugar donde desarrolla su máximo magisterio.
Como profesor destacaba por su don de lenguas y oratoria, que junto a su claridad y buen humor, hacían de sus clases una agradable experiencia para todos los estudiantes. Escribió numerosos libros y artículos, en especial sobre el tema de sus tres asignaturas básicas: historia de la Iglesia oriental, teología litúrgica y teología pastoral.
La asignatura de “historia de la Iglesia oriental” le ayudó a valorar su tradición ortodoxa y la labor ecuménica. Para no perder el contacto con la Iglesia ortodoxa rusa, dirigió durante treinta años un sermón semanal en ruso transmitido por “Radio Liberty”. A través de este medio se hizo muy popular en Rusia y conoció a su amigo Alexander I. Solzhenitsyn, expulsado de Rusia en 1970.
Su reflexión eclesiológica estuvo marcada por la experiencia de diáspora ortodoxa, que facilitó su apertura al ámbito ecuménico, en concreto al movimiento litúrgico y ecuménico de la Iglesia de Roma. Por su buen conocimiento de la teología romana fue nombrado observador en el Concilio Vaticano II (1962-1965). Y por su excelente preparación teológica fue designado representante de la Iglesia Ortodoxa en la Comisión “Fe y Orden” del Consejo Ecuménico Mundial de las Iglesias.
El núcleo de su reflexión teológica es la liturgia. Su asignatura “teología litúrgica” –tal vez fuera el primero en utilizar esta expresión- ahonda en el sentido del culto cristiano y de la vida sacramental de la Iglesia. Schmemann afirma que “la tradición litúrgica de la Iglesia es el mayor signo y expresión de la fe cristiana”. Los ritos litúrgicos son una importante fuente teológica. Pero además, el culto revela la finalidad doxológica y la naturaleza sacramental de la Iglesia. Esta visión sacramental se extiendo a todo el cosmos, ya que la creación entera es signo de la presencia del Dios trinitario. Su libro “For the Life of the World” (1963) desarrolla este tema central de su teología.
Schmemann fue también un admirable pastor y administrador eclesiástico de la “Metropolía” Ortodoxa rusa en América. Trabajó intensamente para fomentar el crecimiento de la Iglesia Ortodoxa en América, cuya recompensa fue la concesión del estatuto de independencia de la Iglesia Ortodoxa rusa en América. Su relación personal con el Metropolita Nikodim Rotov de Leningrado facilitó las negociaciones, que culminan con la firma del Tomos de la Autocefalía por parte del Patriarca Alexis de Moscú el 10 de abril de 1970. Tenía bien merecido el título recibido de “protopresbítero”, el mayor honor para un presbítero ortodoxo casado.
En 1982 le informan que tiene un cáncer. A partir de este momento, la enfermedad va mediatizando su vida. Lo considera una oportunidad para la esperanza; y en este tiempo habla mucho de Cristo. El 8 de diciembre de 1983 recibe la comunión y el sacramento de la Santa Unción en la cama del hospital de New York. Al final besa la cruz y responde con un triple Amen. Murió el 13 de diciembre de 1983 en su casa de New York, a los 62 años de edad; y su cuerpo reposa en el cementerio del Monasterio de San Tikhon de New York.
Hay una frase en el prólogo a la edición rusa de su libro “Introducción a la Teología Litúrgica” en la que se definía a sí mismo como “un niño emigrante ruso… cautivado en su vida por el hermoso mundo místico del culto divino”.
Aurelio García Macías
OBRAS:
- Great Lent (1969)
- For the Life of the World (1970). Traducido a 6 lenguas.
- Liturgy and Life: Christian Development Through Liturgical Experience (1974)
- Of Water and the Spirit: A Liturgical Study of Baptism (1974)
- Introduction to Liturgical Theology (1975)
- The Historical Road of Eastern Orthodoxy (1977)
- Ultimate Questions: An Anthology of Moderm Russian Religious Throught (1977)
- Church, World, Mission: Reflections on Orthodoxy in the West (1979)
- The Eucharist: Sacrament of the Kingdom (1988)
- Celebration of Faith: I Believe… (1991)
- Celebration of Faith: The Church Year (1994)
- Celebration of Faith: The Virgin Mary (1995)
- The Journals of Father Alexander Schmemann 1973-1983 (2000)
Publicado en Pastoral Litúrgica 298 (2007) 219-222.
http://www.lexorandi.es/TeologiaLiturgica/Personajes/alexanderschmemann.html