Personajes: Amalario de Metz (775-850).


Hay que comenzar afirmando como rasgo peculiar en el estudio de este autor que, desde la Edad Media, se pensaba que existían distintos Amalarios. Amalario de Metz fue considerado un personaje diferente de Amalario de Tréveris. Sin embargo, las investigaciones de Dom Morin y la edición de la obras litúrgicas de Amalario por el jesuita Juan Miguel Hanssens en 1948 parecen confirmar que se trata del mismo autor. Esta es la opinión mantenida en la crítica histórica actual.
No abundan los datos históricos sobre este personaje. Los autores que lo han estudiado aventuran a ofrecer unas referencias cronológicas y biográficas que siempre tienen una connotación “orientativa”.

Nacimiento y formación
Amalario de Metz (Amalarius Metensis) o Amalario de Tréveris (Amalarius Trevirensis) nació alrededor del año 775 en las cercanías de Metz, ciudad situada en el noreste de Francia y entonces perteneciente al Sacro Imperio Romano Germánico.
Aunque se discute si fue discípulo de Alcuino y si formó parte de la escuela palatina, lo cierto es que la mayor parte de los autores opinan que fue educado en la abadía de san Martín en Tours como alumno de Alcuino entre los años 795 y 800. Es aquí donde Amalario pudo descubrir su atracción e interés por los estudios litúrgicos, estimulado y alentado por su maestro Alcuino.
Inmediatamente pasó a formar parte del grupo de los principales amigos y consejeros de Carlomagno en la escuela palatina de Aquisgrán. No se sabe con certeza si fue clérigo o monje, ni bajo qué regla monástica vivió. Algunos autores afrirman que fue ordenado presbítero en el año 800 y otros lo vinculan con la orden benedictina. Lo que es cierto es que Amalario está muy vinculado al ambiente monástico.

Servicio eclesial
Probablemente fue elegido Abad comendador de la abadía de Hornbach (en la actualidad, lugar fronterizo entre Francia y Alemania).
En torno al año 812-813 es elegido por el emperador Carlomagno arzobispo de Tréveris en sustitución del difunto Wizo. Y es en esta época cuando escribe su libro De Scrutinio et Bautismo.
Entre los años 813-814, junto con el abad Pedro de Nonantola, emprende un viaje a Constantinopla como embajador de Carlomagno ante el emperador Miguel I Rangabé. Escribe una relación divertida de este viaje en su libro Versus Marini. Es allí donde conoce y entra en relación con los ritos orientales, de los que hablará también en sus escritos. En este tiempo escribe la primera edición del Eclogae de Ordine Romano, Missae Expositionis Codex Prior, Missae Expositionis Codex Altera, Canonis Missae Interpretatio, y su Carta a Pedro de Nonantola.
Al regresar de Constantinopla hacia Francia, visita brevemente Roma; y al llegar a Francia, en el 817 participa en el Sínodo de Aquisgrán, siendo uno de los responsables de la parte patrística de la Regula Aquisgranensis, que impuso la vida canónica sobre el clero del Imperio. En esta época escribe De Institutione Canonicorum y De Institutione Sanctimonialium.
En torno a los años 818 y 820 se datan las cartas a Jeremías de Sens, a Jonás de Orleáns, a Rantgar de Noyon y a Hilduino; y hacia el 821 escribirá la primera edición de su libro más famoso: Liber Officialis.
En noviembre del 825 participa en el Sínodo de París, convocado por Ludovico Pío, para tratar algunas cuestiones relacionadas con la controversia iconoclasta. Es elegido por el emperador, junto con Halitgar, obispo de Cambrai, para acompañar a los legados papales a Constantinopla. No está claro si cumplió esta misión.
Hacia el 927, datan las cartas que dirige a Hetdo, Guntardo y a un obispo desconocido; amén de la segunda edición del Liber Officialis, más conocido como De Ecclesiasticis officis
En torno al 831 fue enviado por Ludovico Pío como embajador ante el papa Gregorio IV en Roma, siendo esta probablemente su segunda visita a la Ciudad Eterna. Fue una estancia larga, donde descubre su fascinación por la liturgia romana. Se dedica al estudio minucioso de las rúbricas, formularios y costumbres litúrgicas romanas. Entra en contacto con Teodoro, abad de la basílica de San Pedro y gracias a él obtiene copia de los libros romanos para llevarlos a Francia. Trata de cumplir el deseo del emperador, introduciendo los libros litúrgicos romanos para sustituir los propios de la liturgia galicana, con el fin de obtener la uniformidad litúrgica en todo el sacro Imperio Romano Germánico. Sin embargo, al igual que Alcuino, conserva algunos usos valiosos de la liturgia galicana, como se puede ver, por ejemplo, en su Antifonario. Amalario pide al papa Gregorio IV un antifonario romano autorizado y el Papa le remite a los antofonarios romanos de la Abadia de Corbie. Por eso, al regresar de Roma a su tierra pasa por la Abadía benedictina de Corbie para conocerlos y posteriormente compila un antifonario basado en los textos francos y romanos que lleva por título De ordine antiphonarii. En esta época emprende la redacción de la tercera edición del Liber Officialis.
Hacia el 834 es nombrado arzobispo de Lyón al ser depuesto Agobardo por su apoyo al intento de golpe de Estado a Lotario, hijo del emperador Carlomagno. Durante su pontificado en la sede primada de las Galias, Amalario usa su poder para introducir algunas innovaciones litúrgicas. En este tiempo escribe su libro De Ordine Antiphonarii que trata de imponer en su diócesis, pero encuentra una fuerte oposición por parte del diácono Floro. La oposición de Agobardo y Floro a los escritos de Amalario puede estar motivada no sólo por el hecho de que Amalario sustituye como nuevo obispo a Agobardo, sino también por los nuevos cambios litúrgicos.
En febrero del 835 participa en el Sínodo de Thionville (o Diedenhofen) en el que se revoca la condena al emperador Ludovico Pío.
En septiembre del 838 participa en el Sínodo de Kierzy en el que es restituído Agobardo con el título de primado de las Galias. Éste, junto al diácono Floro, atacan los escritos de Amalario, censuran algunas de sus opiniones litúrgicas y condenan la tercera edición de su Liber Officialis. A partir del año 839, prosigue un periodo de silencio en torno a Amalario, en el que probablemente se dedicó por entero a su actividad literaria. Lo único que sabemos de este tiempo es que escribió a favor de Hicmaro en su controversia contra Godescalco.

Obra litúrgica
La Patrologia Latina registra bajo el nombre de Symphosius Amalarius las siguientes obras: De ecclesiasticis officiis, Eclogae de officio missae, Epistolae, Forma institutionis canonicorum, Liber de ordine antiphonarii ; y bajo el nombre de Amalarius Fortunatus Trevirensis las siguientes obras: Eglogae, Epistola de caeremoniis baptismi y Versus marini. Todos estos escritos pertenecen al autor mismo autor : Amalario.
La obra más conocida son sus escritos litúrgicos, sobre todo, el Liber Officialis, denominado De ecclesiasticis officiis. Es una especie de manual dividido en varios libros, en los que propone una interpretación alegórica de la liturgia.
Sin observar un orden lógico, trata de todo lo referente a la misa, el oficio divino y otras celebraciones litúrgicas, estudiando cada uno de sus elementos : vestiduras, formularios, etc. El primer libro explica las estaciones litúrgicas desde la Septuagésima semana hasta Pentecostés y especialmente las ceremonias de semana santa. El segundo libro trata de las órdenes sagradas en la Iglesia y de las vestiduras litúrgicas. El tercer libro contiene un tratado sobre las diferentes partes de Misa. El cuarto libro trata principalmente del Oficio Divino, finalizando con unos capítulos sobre las exequias y algunos otros aspectos ya estudiados.
Otra de las obras que tuvo una gran relevancia en la reforma religiosa emprendida por Pipino el Breve fue el Liber de ordine antiphonarii, compuesto para la iglesia de Metz. Este “Antifonario ordinario” es una compilación de los antifonarios romanos y galicanos, explicando el origen y significado de las antífonas y responsorios del Oficio Divino. El antifonario no se conserva.
Su obra Eclogae de officio missae es una descripción de la Misa pontifical, según el rito Romano y una explicación mística de las diferentes partes de la Misa.
Como ya hemos señalado se conservan algunas de sus Cartas que tratan sobre temas litúrgicos. Dom Morin niega la autenticidad de la carta de Amalario en respuesta a ciertas cuestiones que le presenta Carlomagno sobre el bautismo, así como la Forma institutionis canonicorum, que es una colección de reglas tomadas de los decretos de algunos concilios y de las obras de los santos Padres dirigidas a clérigos y monjes que vivían en comunidad.
Del análisis de su obra podemos observar algunas notas características.
En primer lugar, la gran formación de Amalario respecto al ambiente general de aquel momento histórico. Se trata, sobre todo, de una formación bíblica, histórica y litúrgica. Se percibe cierta influencia de la literatura clásica. Conoce a los autores clásicos griegos, como Virgilio, Ovidio y Lucano (aunque su conocimiento del griego es pobre), y cristianos, sobre todo san Agustín, san Isidoro de Sevilla y san Beda el Venerable. De este último recibe probablemente el método alegórico que aplica a sus estudios litúrgicos. Denota también amplios conocimientos en temas de historia, dependiendo especialmente de san Agustín y de Orosio; en música y en las artes liberales, sobre todo de lógica.
En segundo lugar, la motivación de sus escritos no es otra que proponer la aceptación teológica de la nueva liturgia romana en ambientes germánicos e informar sobre su celebración. Tiene un gran aprecio a la liturgia romana y a la tradición patrística, y propone la liturgia papal como modelo no sólo para el rito romano sino también para los demás ritos.
En tercer lugar, el mérito principal de sus trabajos consiste en haber conservado con precisión una valiosa información sobre el estado de la liturgia al principio del siglo noveno.
En los siglos posteriores ha habido autores que han cuestionado su alegorismo o misticismo como método de interpretación de la liturgia. Perciben que el método por él usado conduce a buscar orígenes y significados “forzados” para explicar fórmulas y ritos litúrgicos. Otros autores perciben en él una libertad excesiva para componer, cambiar y transferir textos litúrgicos que en épocas posteriores no permite la autoridad eclesiástica.
Con todo, su obra se extendió por toda Europa, principalmente en Italia, ejerció una gran influencia en el desarrollo de la liturgia Romana posterior y ha sido muy útil para el estudio de la historia de las liturgias latinas.

Últimos años
No hay muchas referencias en torno a los últimos años de la vida de Amalario. Algunos autores opinan que fue creado cardenal por el Papa Sergio II hacia el año 844, porque lo identifican al Fortunatus Amalarius que aparece en la lista histórica de los cardenales. La fecha de su muerte no ha sido determinada con certeza, pero debe haber sido en torno al año 850. La tradición dice que fue enterrado en la abadía de San Arnulfo de Metz.
No cabe duda que la vida y obra de Amalario fue decisiva en la renovación religiosa carolingia del siglo IX a través del conocimiento, estudio y relación entre la liturgia romana y la liturgia galicana, que influyó de modo particular en el pensamiento litúrgico medieval.


Aurelio García Macías

Publicado en Pastoral Litúrgica Pastoral Litúrgica 318-319 (2010) 409-414.

Para saber más: