La Historia de la Basílica es ya conocida: su primitivo título era Basilica Sicinini, y quizá Liberio (de ahí el nombre de Basílica Liberiana) no hizo más que adaptarla al culto cristiano, según parece atestiguarlo las gesta Liberii, que solamente le atribuyen un absis in urbe Roma, in regione V.
Durante las guerrillas entre el antipapa Urcisino y Dámaso, el templo sufrió un asedio el 26 de Octubre del año 266 por parte de los católicos; y al serles restituido algún tiempo después en virtud de un rescripto imperial, todavía recibía el título de su primer fundador: ubi redditur Basilica Sicinini. Más tarde Sixto III lo hizo restaurar de arriba a abajo: Virgo Maria Tibi Xystus Nova Tecta Dicavi, adornando sus ábsides y las paredes con aquellas interesantes escenas de mosaico en las que se representa la vida de Cristo.
Esta fiesta aparece en el Sacramentario Jeronimiano; en los otros no aparece ya que se trata de una celebración local. La celebración litúrgica de la dedicación de esta Basílica entra en el Calendario Romano en el año 1568.
Salvador Aguilera