La Pascua de las Rosas (Pentecostés) en la Liturgia Romana
Los Ordines Romani prescriben una solemne Statio y una fiesta de rosas. La Sinaxis tenía lugar en el Panteón de Agrippa presidida por el Romano Pontifice, el cual exhortaba al pueblo sobre la Venida del Espíritu Santo; mientras éste estaba en el ambón, por el vano central de la Rotonda caía una lluvia de rosas como figura del Espíritu que descendía sobre los fieles allí presentes (Ordo Romanus XI). La Misa estacional en Santa María Rotonda tiene como única finalidad el prepararse para la Venida del Espíritu Santo.
La Statio de la Vigilia de Pentecostés era en Letrán, el mismo lugar donde fue celebrada la Vigilia Pascual; la razón es que se quieren asemejar las dos por solemnidad y rango. Ya en el siglo IV Pentecostés fijaba el final de la fiesta pascual; algunos catecúmenos que no habían podido ser bautizados en la gran vigilia, eran bautizados en ésta. No tenía octava, ya que ella era la prolongación de la Resurrección de Cristo; seguidamente tenían lugar los ayunos de las Tres Temporas.
Relación Bautismo-Confirmación: la palabra lo dice, viene a confirmar o sellar toda la iniciación cristiana. Lo mismo sucedió con la Iglesia que fue bautizada en el agua y la sangre salidas del Costado de Cristo en el monte Calvario al atardecer de Parasceve y confirmada en el amanecer de Pentecostés. En la Liturgia Hispana se le llamaba Confirmatio Sacramenti a la plegaria con la que se ruega que el Espíritu descienda sobre los dones eucarísticos.
La Vigilia de Pentecostés tenía lugar en Letrán hasta la Alta Edad Media; pero se empezó a anticipar la Vigilia al Sábado por la tarde, cuando el Papa iba a San Pedro a rezar Vísperas y Maitines, volviendo así a la tradición antigua de Roma de bautizar ad Fontes Petri. Se tenían seis lecturas, la mitad que en Pascua, conforme a la reforma de San Gregorio; se leían en griego y latín, y entre ellas se intercalaba el canto de las Odas proféticas y las colectas pontificales. Tras las Lecciones tenía lugar la procesión al Baptisterio, cantando el Salmo I; al acabar se volvía a la basílica. Al ser proclamado el Evangelio no se llevaban cirios ya que el ambón estaba iluminado con el Cirio Pascual.
La Statio de Pentecostés tenía lugar en San Pedro, según los Ordines Romani; ya que el Vaticano pasó a considerarse Catedral y Letrán sólo se consideraba la residencia pontificia; además se hacía en San Pedro por ser éste santo Apóstol el protagonista de la solemnidad, al ser el primero que toma la palabra y anuncia la Buena Nueva. En la Misa se encuentra la Secuencia Veni, Sancte Spiritus compuesta por el Arzobispo de Canterbury Esteban Langton; pero, según nos dicen los Ordines Romani del siglo XV, existía también la antífona Sancti Spiritus adsit nobis gratia, cuyo autor es el monje Notker Bálbulo. Esta secuencia era repetida, más tarde, durante toda la Octava.
Apéndice: La oración colecta de la Misa del día de Pentecostés en el actual Misal del Rito Romano ordinario es del Gelasiano y del Gregoriano, la oración sobre las ofrendas es el Sacramentario de Bérgamo y la Postcomunión del Veronense y de la Liturgia Hispana.
Bibliografía:
- Schuster, Card. A. I (OSB). Liber Sacramentorum. Versión española. Herder, Barcelona 1946.
- Castellano, Jesús. El año litúrgico, memorial de Cristo y mistagogía de la Iglesia. CPL, Barcelona 2005.
- Garrido Bonaño, Manuel (OSB). Año Litúrgico Patrístico. Fundación Gratis Date. Pamplona 2001.
Salvador Aguilera