“El sacrosanto Concilio, ateniéndose fielmente a la tradición, declara que la Santa Madre Iglesia atribuye igual derecho y honor a todos los ritos legítimamente reconocidos y quiere que en el futuro se conserven y fomenten por todos los medios. Desea, además, que, si fuere necesario, sean íntegramente revisados con prudencia, de acuerdo con la sana tradición, y reciban nuevo vigor, teniendo en cuenta las circunstancias y necesidades de hoy”.[1]
Con estas palabras, el Concilio Vaticano II declaraba su estima por los diversos ritos litúrgicos que, celebrando el único misterio de Cristo, actualizan para la asamblea el sacrificium redemptionis nostrae.[2] Por lo que respecta a la liturgia Hispano-Mozárabe, su originalidad debe ser comprendida sobre el trasfondo de las demás liturgias occidentales antiguas, es decir, la Romana, la Ambrosiana y la Galicana.[3] De modo análogo al caso de algunas de estas liturgias, la renovación del Rito Hispano ha tenido en la edición del Missale Hispano-Mozarabicum su principal fundamento.[4] Desde los albores de su compilación, este Misal ha constituido una fuente litúrgica de primer orden sobre la que han investigado los peritos de la ciencia litúrgica, atraídos por la hondura litúrgico-sacramental de los textos que alberga.
Fruto de la generosa solicitud de S. E. R. Marcelo González Martín (†2004), Cardenal Arzobispo de Toledo, los dos volúmenes del Missale Hispano-Mozarabicum, publicados en 1991 y 1994, se presentan, junto con los dos volúmenes del Liber Commicus, como los libros litúrgicos para la celebración eucarística en este rito venerable. Tales libros pueden apreciarse como resultado del estudio de varias generaciones de liturgistas españoles y extranjeros, y, sobre todo, de la labor de la “Comisión para la Revisión de los Libros Litúrgicos Hispanos”, creada el 12 de julio de 1982.[5]
La anterior edición del Missale,[6] que data de 1850, no pudo contar con el auxilio de unas concordancias.[7] En este sentido, nuestro nuevo Misal Hispano, que no ha conocido revisiones ni ediciones como el Missale Romanum ―tampoco traducciones―, se encuentra en condiciones más favorables: pasa a contar con esta Concordantia como subsidio eficaz para el estudio de la eucología eucarística, tal y como se nos presenta en la edición de 1991-1994.[8] El Missale Hispano-Mozarabicum se rodea, por tanto, para su comprensión no sólo de los estudios que le han precedido y seguido, sino de un nuevo instrumento de trabajo que facilita un más aquilatado conocimiento de su eucología.
Los numerosos textos del Misal Hispano, el trabajo prolongado de renovación del Misal ―casi el doble de tiempo que el empleado para el Missale Romanum― y el mismo hecho de que su renovación se realizara una vez que hubieran visto la luz los misales Romano y Ambrosiano, hace que la publicación de esta Concordantia constituya una realidad de particular interés. Se dispone, en efecto, de una herramienta que puede servir de referencia no sólo para la renovación de los demás libros litúrgicos hispano-mozárabes, sino también para una esmerada traducción castellana de la riqueza oracional contenida en el libro litúrgico princeps del Rito Hispano.
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La Concordantia Missalis Hispano-Mozarabici se pone al servicio del significado de los términos latinos en el seno de esta particular fuente, en la que viven, al servicio del sentido que poseen los sintagmas dentro de las fórmulas oracionales que los contienen… todo un conjunto de acepciones semánticas que un determinado término asume, como valencia propia, en el seno de un formulario, o de todo un periodo litúrgico. Nadie ignora la importancia de acudir a una consulta de este tipo, si se quiere realizar una fiel traducción vernácula de la fuente.[17] Sólo un examen filológico-litúrgico, como el que esta obra facilita, permite captar los matices semánticos que encierra la elección de un determinado término o de otro. He aquí uno de los principales valores que justifican el esfuerzo invertido en esta obra, que ahora ofrecemos.
A quien se asome a estas páginas le resultará fácil apreciar la actualidad de esta Concordancia, sobre todo cuando se descubren las posibilidades que con ella se abren. A través de este instrumento, se pueden confrontar los contenidos eucológicos de esta edición con aquellos otros presentes en los libros litúrgicos plenarios que editaron Cisneros en 1500, actualmente consultable en la edición revisada de Lorenzana de 1804;[18] se puede analizar la elección realizada en la selección de textos que la presente edición incluye, y considerar las variaciones textuales con respecto a los manuscritos de Silos y Toledo; se pueden justificar valoraciones en torno al exuberante patrimonio eucológico que caracteriza a la celebración eucarística hispana.
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Confiamos que este instrumento pueda ser acicate que estimule la reflexión teológica en torno al actual Misal Hispano y facilite su acercamiento, corrigiendo, según sea oportuno, las hipótesis y conclusiones, hasta ahora formuladas, por medio de una inspección in directo de los textos, sensible a su historia ―no siempre lúcida―, a sus correlaciones semánticas, a su enraizamiento bíblico, a la teología subyacente.
Félix María Arocena – Adolfo Ivorra – Alessandro Toniolo
[1] Sacrosanctum Concilium 4.
[2] Cf Missale Hispano-Mozarabicum, S1931al.
[3] Cf J. M. Ferrer (dir.), Curso de liturgia hispano-mozárabe, Toledo 1995, 139. Para una visión complexiva sobre la historia de la liturgia hispana, además de lo expuesto al inicio de los Prenotandos del Missale Hispano-Mozarabicum (nn. 1-20), cf J. Pinell, Hispánica (Liturgia), A. Di Bernardino (ed.), Diccionario Patrístico y de la Antigüedad Cristiana, vol. II, Sígueme, Salamanca 19982, 1048-1054.
[4] Cuando empleamos la expresión “Rito Hispano” nos referimos a la liturgia que se celebra según los usos hispanos, sin pretender la precisión que caracteriza la noción de rito en el ordenamiento canónico.
[5] Para un estudio más detenido acerca de la nueva edición del Misal, cf J. Pinell, El Misal Hispano-Mozárabe - Nueva edición revisada, Phase 191 (1992) 367-380; idem, El Misal Hispano-Mozárabe, Phase 211 (1996) 94-96. Sobre el iter de la renovación del Misal y los peritos que, presididos por J. Pinell, conformaban esta Comisión, cf G. Ramis, La reforma del rito hispano mozárabe, en Asociación Española de Profesores de Liturgia (AEPL), La reforma litúrgica. Una mirada hacia el futuro, Grafite, Bilbao 2001, 155-166. Para las motivaciones, cf J. Pinell, Liturgia hispánica, CPL, Barcelona 1998, 213-221.
[6] Cf Missale Mixtum, præfatione, notis et appendicibus ab Alexandro Lesleo, S. J. sacerdote, ornatum, Parisiis 1850 (PL 85). Este Misal es reproducción del Missale Mixtum de 1775. Éste último fue objeto de una reedición con revisión del texto en el año 1804, bajo el nombre de Missale Gothicum.
[7] Tampoco se hicieron concordancias de las “colecciones” de fuentes posteriores, cf M. Férotin, Le Liber Ordinum en usage dans l’église wisigothique et mozarabe d’Espagne du V au XI siécle, Paris 1904 (reimpressio, A. Ward - C. Johnson (a cura di), Le Liber Ordinum en usage dans l’église wisigothique et mozarabe d’Espagne du V au XI siécle, CLV, Roma 1996); Idem, Le liber mozarabicus sacramentorum et les manuscrits mozarabes, Paris 1912 (reimpressio A. Ward - C. Johnson (a cura di), Le liber mozarabicus sacramentorum et les manuscrits mozarabes, CLV, Roma 1995).
[8] Para el Misal Romano de Pío V, en su edición de 1962, existen las concordancias de A. Pflieger (cf A. Pflieger, Liturgicæ orationis concordantia verbalia. Prima pars: Missale Romanum, Herder, Romæ 1954, XI+740). Para el Misal de Pablo VI, en su editio altera de 1975, se cuenta con las que han publicado T. A. Schnitker y W. A. Slaby (cf T. A. Schnitker - W. A. Slaby, Concordantia verbalia Missalis Romani. Partes euchologicæ, Aschendorff, Münster 1983, XV+1508). Para la Collectio Missarum de Beata Maria Virgine, en cuanto Apéndice del Missale Romanum, se han publicado unas concordancias en Notitiæ 25 (1989) 629-785. Para el Misal Ambrosiano existen las Concordancias de P. Barberi, Concordantiæ Missalis Ambrosiani: orationes et præfationes, CLV, Roma 1995, XII+1472.
[9] Cf M. Sodi - A. Toniolo, Concordantia et indices Missalis Romani. Editio typica tertia, Libreria Editrice Vaticana, Città del Vaticano 2002, XVI+1965; cf Idem, Prænotanda Missalis Romani - Textus, concordantia, appendices, Libreria Editrice Vaticana, Città del Vaticano 2003, XIV+807.
[10] Cf J. Pinell, Los cantos variables de las misas del propio de Santos en el rito hispánico, Ecclesia Orans 7 (1990) 245-308.
[11] Cf I. Tomás, Teología de las celebraciones del tiempo de Navidad en la liturgia hispano-mozárabe revisada en 1991, Grafite, Baracaldo 2002, 38. Cuatro son las celebraciones hispanas situadas entre el sexto y último domingo de Adviento y el primer domingo de Cuaresma in carnes tollendas: In Nativitate Domini, In Circumcisione Domini, In initio anni e In Apparitione Domini.
[12] La inclusión de la Feria VI in Parasceve en el Ciclo Pascual obedece a que el propio nombre la vincula a este Ciclo. En la Concordantia del Missale Romanum, el tiempo pascual comienza con la Vigilia.
[13] El Ordo Missæ vuelve a aparecer al inicio del segundo volumen del Missale.
[14] No distinguimos, por ejemplo, entre la variedad de cantos ocasionales, algunos de ellos con nombres propios (ad Confractionem, ad Accedentes).
[15] No todos los textos que fueron entregados para la edición del Missale Hispano-Mozarabicum fueron siempre asumidos. Por ejemplo, en la illatio del Domingo I De Cotidiano aparece el término latum en vez del original lutum; en la Alia de ese mismo Domingo ―C984al― se omite el sintagma: pietatis tuæ beneficio pareat, ut quiescat (cf J. Sancho, Los formularios eucarísticos de los domingos de quotidiano en el rito hispánico. Edición crítica y estudio teológico, Facultad de Teología san Vicente Ferrer, Series Valentina VII, Valencia 1981, 203).
[16] Sería el caso, por ejemplo, de los Post Sanctus. Los prænotanda señalan el carácter relativo de estos embolismos: “Es muy frecuente que se hable de Cristo explícitamente en la parte conclusiva de la misma y entonces viene muy bien una fórmula de conexión como Ipse Dominus ac Redemptor æternus, o Quia ipse est Dominus ac Redemptor æternus, o simplemente Christus Dominus ac Redemptor æternus. Si la última alusión a Cristo queda un poco lejana del final de la oración, se puede recurrir a Per Christum Dominum ac Redemptorem æternum” (Prenotandos, n. 82).
[17] En torno a esta amplia temática de las traducciones litúrgicas, en la que la sede reconquistada de Toledo ocupó un lugar destacado en la historia por su “Escuela de traductores arábigo-latinos”, cf M. Guerra, La traducción de los textos litúrgicos - Algunas consideraciones filológico-teológicas, Estudio Teológico San Ildefonso – Seminario Conciliar, Toledo 1990.
[18] Missale Mixtum secundum regulam beati Isidori, dictum mozarabes (PL 85).