En el año litúrgico bizantino, el segundo domingo de cuaresma está dedicado a este santo bizantino. Como afirma M. Nin, "La condena de los enemigos de Gregorio Palamás (1296-1359) en el siglo XVI, hizo introducir esta celebración el domingo segundo de Cuaresma y se vivió como un segundo triunfo de la ortodoxia" (Las liturgias orientales, 139). Gran teólogo del hesicasmo, san Gregorio Palamás nos permite adentrarnos en la singularidad del año litúrgico bizantino, donde el tempus ecclesiae es también objeto del memorial, al igual que los mysteria carnis Christi.