Vocabulario litúrgico: Amén.

La palabra Amén sale muchas veces en nuestras oraciones y en las celebraciones litúrgicas. El Amén significa algo sólido, válido, firme; es como una afirmación, la rúbrica que hacemos a una cosa. En realidad, tiene su raíz en el mundo hebreo, y pasó al cristianismo también como una aclamación de asentimiento y aceptación; estar de acuerdo, ratificación a una proposición, es decir, un Sí, tener fe.

Isaías, en el Antiguo Testamento, da el sentido más profundo a esta palabra cuando llama a Dios, el Dios del Amén (Is 65,16); el Amén es la suprema afirmación de Dios y se identifica con él (cf 2 Co 1,19-20), en definitiva, el mismo Cristo es definido en el Apocalipsis como el Amén (cf Ap 3,14).

En la liturgia cristiana, el Amén se dice después de las oraciones. Prácticamente, las dos partes de la misa, junto con el rito inicial y la conclusión, terminan con el Amén: la oración colecta que cierra el inicio de la misa, termina con el Amén; la liturgia de la Palabra que finaliza con la oración de los fieles también concluye con el Amén (aunque antes en el Credo ya hubo un Amén); la liturgia eucarística que se extiende hasta la oración después de la comunión termina con el Amén (antes hubo otro Amén mucho más significativo y fuerte que concluye la Plegaria Eucarística; y el Amén que dice el fiel cuando comulga reafirmando así su propia profesión de fe que antes hizo en comunidad con el Credo); y por último, en la conclusión está el Amén de la bendición final.

El Amén no tiene traducción; es una palabra misteriosa que consiste en expresar nuestra fe, entrega y adoración, nuestro amor a Dios, a Cristo y a la Iglesia. Por tanto, no habría que responder a las oraciones con algunas expresiones tales como 'así sea'. Sería como decir las verdades a medias, no comprometerse del todo con la obra de Cristo; sería una pérdida simbólica, sería traducir a Cristo y no verlo ni sentirlo tal cual es. Un Amén comprometido podría ser un medio eficaz para una auténtica participación.

Adolfo Lucas Maqueda

Publicado en Liturgia y Espiritualidad (2016).