La Basílica de Santa María, la Mayor, de Roma es un
monumento en el que se refleja la piedad mariana: en la noche del 5 de Agosto
del año 532 al Papa Liberio y a un patricio romano se les apareció nuestra
Señora y les pidió la construcción de una Iglesia en el lugar donde al día
siguiente nevara, nevada que cubrió el terreno exacto del edificio en el Monte
Esquilino, de ahí el nombre de Santa María de las Nieves; es el primer
gran Santuario Mariano de Occidente y es la cuarta Basílica Patriarcal de Roma.
Poco después, el Papa Sixto III, para recordar el Concilio de Éfeso (431), en
el cual había sido proclamada la Maternidad Divina de María, reconstruyó la
Iglesia, tal como hoy la encontramos, es decir, la nave con las columnas
actuales y los 36 mosaicos. La Basílica también es denominada Santa Maria ad
Praesepe, ya que antes del siglo VI fueron llevadas las tablas del Pesebre
de Jesús.
La Historia de la Basílica es ya conocida: su primitivo
título era Basilica Sicinini, y quizá Liberio (de ahí el nombre de
Basílica Liberiana) no hizo más que adaptarla al culto cristiano, según parece
atestiguarlo las gesta Liberii, que solamente le atribuyen un absis
in urbe Roma, in regione V.
Durante las guerrillas entre el antipapa Urcisino y Dámaso,
el templo sufrió un asedio el 26 de Octubre del año 266 por parte de los
católicos; y al serles restituido algún tiempo después en virtud de un
rescripto imperial, todavía recibía el título de su primer fundador: ubi
redditur Basilica Sicinini. Más tarde Sixto III lo hizo restaurar de arriba
a abajo: Virgo Maria Tibi Xystus Nova Tecta
Dicavi, adornando sus ábsides y las paredes con aquellas interesantes
escenas de mosaico en las que se representa la vida de Cristo.
Esta fiesta aparece en el Sacramentario Jeronimiano; en los otros no aparece ya que se trata de una celebración local. La celebración
litúrgica de la dedicación de esta Basílica entra en el Calendario Romano en el
año 1568.
Salvador Aguilera López