Las nuevas ágoras litúrgicas (y II).

Por Jaume González Padrós



Propaganda 

Al lado de páginas de verdadera solvencia teológica en materia litúrgica, abundan las que están al servicio de tendencias y «sensibilidades» concretas, algunas de ellas legítimas (otras quizás no tanto) dentro de la comunidad eclesial.

También en ellas uno puede encontrar muy distinta calidad en el material presentado[1]. Nuestros lectores ya sabrán que, con la entrada en vigor de los libros anteriores a la reforma del Vaticano II, desde ciertos ámbitos se han multiplicado las acciones para darlos a conocer al público en general, no sin una cierta apología, la cual pasa no pocas veces por denigrar las expresiones concretas de lo que dictó el Concilio. Internet se ha revelado, también para esto, muy útil.
Desde videos donde se explica, paso a paso, cómo celebrar con el Misal del 1962, hasta lugares en red donde se hace auténtica propaganda para ciertos usos litúrgicos, como, por ejemplo, comulgar siempre en la boca, o estimular a los fieles a exigir reclinatorios para poder recibir la comunión arrodillados, etc.
A menudo, ciertas webs caen en una flagrante injusticia, comparando, con reportajes fotográficos, celebraciones muy dignas con el usus antiquor con auténticas caricaturas de lo querido y prescrito por el Vaticano II y sus libros. La injusticia está ahí: no en poner en evidencia lo vulgar y torcido de ciertas expresiones actuales en materia de sacramentos, sino en comparar lo bello de un modo con lo feo del otro. La comparación tendría que ser entre semejantes: una bella celebración realizada con los libros anteriores a la reforma litúrgica con otra celebración, no menos bella, llevada a cabo con los libros de la forma ordinaria del Rito romano[2]. Entonces, con esta suma en positivo, sí se podría empezar un debate que edificaría a todos.
Sea como sea, no podemos ignorar la existencia de estos espacios de información e intercambio en el que se convierten estas páginas en internet, y que, normalmente, tienen una especial incidencia entre un público joven, ya que, por una parte, suelen ser personas jóvenes las que acceden a internet y, por otra, precisamente porque, dada su edad, no conocen lo anterior al Concilio experimentan como novedad lo que se les presenta bajo etiqueta de autenticidad y seriedad. A menudo –digámoslo todo- estos jóvenes son católicos practicantes que tienen una experiencia más bien deprimente en su parroquia y/o escuela religiosa de lo que es una celebración litúrgica, especialmente de las llamadas –y por un tiempo tan famosas- «misas jóvenes». Sólo hay que pasar la vista sobre la pantalla, delante de estas webs a las que nos referimos, y observar en las fotografías que, la edad de los participantes no es, como cabría esperar a priori, muy madura, sino más bien joven; e incluso, muy joven. Hay que tomar nota.
Como también no se puede pasar por alto una nueva realidad que ha aparecido desde hace pocos años y que consiste en poner, ante la mirada de todos, hechos que son bien concretos y circunscritos. Ciertas webs de denuncia de los abusos litúrgicos, y otras tantas no especializadas si quiera en estos temas, sino dedicadas a la información general  dentro de la vida eclesial, pero que también se hacen eco de ello, han ayudado a tomar conciencia de lo público en cualquier acción litúrgica. Lo que sucede en una parroquia remota de un pueblo o de un anónimo barrio en una gran ciudad, a los pocos minutos puede estar ante los ojos de todos, cruzando océanos y continentes, ante una pantalla, ya que alguien, con su teléfono, por ejemplo, ha realizado una fotografía o gravado un video, que ha descargado en la red. Ejemplos de ello no faltan, que han creado notables perplejidades, especialmente cuando los protagonistas son personas que, por su responsabilidad dentro de la Iglesia, deberían expresar más discernimiento y madurez. Internet, pues, sirve a la verdad poniendo ante la comunidad eclesial y sus pastores aquello que merece ser denunciado por falso. A caballo entre lo indiscreto y lo profético, entre el vicio y la virtud, a menudo, a través de la navegación virtual, se conoce mejor el mundo real, también el mundo litúrgico, que algunos imaginan preso de negros terrores y, otros, invadido de un rosado y dulzón pastel. Cabría esperar, no obstante, que quienes hacen este servicio llevados por la indignación y el deseo de fidelidad en lo que es de Dios y de la Iglesia, también nos obsequiasen, al menos con semejante frecuencia, con ejemplos dignos de ser contados por bellos y edificantes. Sería un buen contrapeso a la fealdad de lo negativo.
Vida espiritual
Finalmente, en nuestra aproximación a estas nuevas ágoras, nos topamos con muchas otras páginas con un real interés de estar al servicio de la vida espiritual de los bautizados, proponiendo material para ello, y también anunciando lugares y tiempos donde se ofrece crecer en el conocimiento y vivencia de una verdadera experiencia espiritual desde la liturgia.
Si preguntamos al buscador con las palabras «espiritualidad litúrgica» nos responde con 97. 200 resultados.
Así mismo, en esta línea, muchas webs hacen posible que, sin apartarnos del ordenador personal, tengamos ante los ojos las lecturas bíblicas de la misa de cada día, especialmente de los domingos, y, no pocas veces, acompañadas de comentarios homiléticos, o bien cercanos a la llamada Lectio divina, es decir, una lectura espiritual de la Sagrada Escritura, muy oportuna para una comprensión y celebración litúrgica de la Palabra. Al pedir al buscador «Lecturas misa», nos da un resultado de 1.850.000 entradas. Muchas webs diocesanas están aquí presentes.
Debemos, pues, valorar muy positivamente esta realidad; dar las gracias a tantas personas dentro de la comunidad eclesial, que ponen su tiempo y sus conocimientos al servicio de una mayor y mejor difusión de la Palabra, así como de los textos litúrgicos (si bien en este caso en menor medida) para que los bautizados podamos experimentar el bien de la cercanía a este pan del cielo que es la misma Palabra de Dios.
Precisamente, como ya hemos insinuado, sí que echamos de menos en la red ámbitos donde se haga una verdadera mistagogía a partir de la eucología y de los ritos litúrgicos. El comentario de la eucología menor y mayor de la eucaristía dominical, por ejemplo, no es tan fácil de encontrar en internet. Y menos todavía por lo que respecta a los otros sacramentos y sacramentales. Es significativo que, si en el buscador insertamos «oraciones de la misa» nos da más de 400. 000 resultados, pero no remitiendo a páginas con la eucología eucarística, sino hacia formularios de la oración de los fieles o bien oraciones para antes o después de la misa, o consideraciones tangenciales sobre el tema. Tampoco nos sirve de mucho, en vistas a una profundización en la espiritualidad litúrgica, si preguntamos a internet por «eucología del misal romano», donde en 3.420 resultados, nos acerca a sitios muy distintos, y la mayoría de ellos, estudios sobre el tema, parcialmente destacados en este marco buscado. 

Para concluir

Internet, pues, se manifiesta como una ventana abierta a todo un abigarrado mundo litúrgico, en el cual se puede entrar con gran provecho, pero también puede ser algo desconcertante, dado que las fronteras entre lo objetivo y lo subjetivo, lo estrictamente litúrgico y lo devocional, la reflexión seria y los impulsos a la moda, son muy tenues.
A pesar de ello, estamos convencidos que la formación litúrgica y su pastoral, ya no se pueden programar ni realizar sin tener en cuenta este mundo de información y de comunicación que es internet y sus páginas. Por otra parte, quien se acerque a ellas con espíritu crítico, podrá encontrar muy buenos subsidios, si los precisa, para vivir y hacer vivir con hondura las celebraciones sacramentales y litúrgicas en general. Todo un reto, dicho sea de paso, para tantas ediciones en papel, que durante muchos años han sido únicas en este campo, y siguen cumpliendo bien su misión hoy, aunque para un futuro no muy lejano, hay que preguntarse si las hojas impresas no se habrán tenido que rendir ante las pantallas de los computadores. 
La liturgia interesa, e internet nos lo pone ante los ojos. Y, manifestándose, en muchos aspectos, ambiguo y heterogéneo vemos, curiosamente, que lo virtual es «real como la vida misma».


[1] Se comprenda que, desde estas páginas, no demos más señas por lo que respecta a estas webs, las cuales, por otra parte, estando en la red, pueden ser encontradas sin dificultad.
[2] También cabría, teóricamente, la comparación entre expresiones deficientes entre una forma y la otra. Ya que de las dos podemos encontrar ejemplos de ello, si bien, en la actualidad, por razón de la excepcionalidad, los grupos que celebran con el usus antiquor cuidan muy bien el aspecto estético y armónico de la celebración, ya que ello es, precisamente, desde su punto de vista, un argumento a favor de su praxis.



Artículo de Jaume González Padrós, publicado en Phase, Nº 308, 2012, pp. 173-193.