San Benito en la Tradición Bizantina

Protege Montecasino y a todos los que te cantamos

En 1897 el Papa León XIII confió al Abad Primado de los monjes benedictinos el cuidado del Pontificio Colegio Griego de Roma, fundado por el Papa Gregorio XIII en 1557. La iglesia del Colegio está dedicada a san Atanasio de Alejandría, mientras que la actual capilla interna del mismo Colegio, con un bello iconostasio de madera realizado en Constantinopla en el siglo XIX, está dedicada a san Benito; allí, cada mañana, la comunidad del Colegio, en la celebración de la Divina Liturgia, canta el tropario de san Benito, que lo alaba como “imitador de Elías y de Juan Bautista, como habitante del desierto, como intercesor ante Dios”.

San Benito es un santo conocido, estimado y venerado en el Oriente cristiano, sobretodo en el ámbito bizantino. Su fiesta es celebrada el 14 de marzo, fecha cercana a la latina del 21 del mismo mes, hecho que nos hace pensar en una atribución antigua del mes de marzo como fecha obituaria del santo. San Benito es conocido sobretodo gracias a la tradución griega de los Diálogos hecha por el Papa Zacarías (+752); Focio en el siglo IX cita los Diálogos de Gregorio Magno en su biblioteca. De hecho, en ámbito griego y eslavo el papa biógrafo es conocido como Gregorio “o Dialogos”, el Diálogo. Probablemente, alrededor del siglo X, había una traducción griega de la Regla de san Benito; en efecto, tres pasajes de ésta son citados en las obras de san Atanasio el Athonita, fundador – primer testigo – del monacato en el Monte Athos. En el siglo XIX se llevaron a cabo traducciones en árabe, ruso, rumano y en 1980 una traducción griega.

Con estas líneas quisiera responder por qué es estimado y venerado san Benito en Oriente, o cuál es el nexo entre un monje de la Italia central del siglo V-VI y el Oriente cristiano. Hay tres puntos que quisiera destacar: la imagen – el tipo – de monje que san Gregorio en los Diálogos y el mismo san Benito en la Regla propone; el oficio – la oración comunitaria – por san Benito establecido; las fuentes en las cuales san Benito se basa. Presento los tres aspectos en orden inverso.

Por lo que respecta a las fuentes, san Benito se conecta con toda una tradición monástica anterior a él. Y ciertamente original, pero en el sentido de una originalidad que es la de los grandes monjes y que consiste en el saber conectarse directamente y saber sacar fruto a toda la tradición de los Padres. Cuando Benito llega a Subiaco encuentra allí un monje que le da el hábito, que lo hace monje. En el capítulo LXXIII de la Regla nos presenta sus fuentes que, además del Antiguo y del Nuevo Testamento, son Casiano, la Vida de los Padres y la Regla de san Basilio. Los textos de Casiano – que son importantes para conocer el monacato de tradición egipcíaca- y los textos de san Basilio – fundamentales para conocer el monacato del Asia Menor. Esto es un hecho importante en Oriente – y también en Occidente – es decir, el hecho de conectarse, de ser un anillo en la cadena de una gran Tradición, en la cual el monje es discípulo, y concretamente discípulo de la Sagrada Escritura y de los Santos Padres.

En segundo lugar, lo que ulteriormente conecta a san Benito a la tradición oriental bizantina, también a la actual, es el oficio por él propuesto, a partir de la recitación semanal del salterio, como encontramos indicado en el capítulo XVIII de la Regla; solo en un segundo momento la tradición bizantina introducirá una doble recitación del salterio durante la Cuaresma. La recitación semanal en la tradición bizantina tiene lugar con el rezo de entre doce y dieciséis salmos en el matutino y ocho en las vísperas; para las demás encontramos salmos fijos para cada día. Poi las horas de oración propuestas por san Benito son las mismas del ofifio de todas las Iglesias Orientales: un oficio nocturno con Laudes celebradas juntas o separadas, además de las horas de prima, tercia, sexta, nona, vísperas y completas.

Como último punto, podemos preguntarnos qué imagen de san Benito, del monje, nos ofrecen los textos del oficio previstos para la fiesta en la tradición bizantina. Los textos del actual oficio del 14 de marzo son de dos autores: José el Himnógrafo, autor del siglo IX, y san Nilo di Rosano, autor del siglo X que tuvo estrechas relaciones con el monasterio de Montecasino. Dos autores, por tanto, uno constantinopolitano y otro medio casinense, que se colocan en la tradición – la gran Tradición – de los textos monásticos de Oriente y de Occidente que subrayan estos dos aspectos en la vida del monje: el más personal – el progreso, el camino de la virtud – y el más eclesial: el monje como padre para otros monjes y para otros cristianos.

En el primer aspecto – el más personal – los textos presentan a san Benito, el monje, como hombre lleno de virtudes y victorioso, tras la lucha, sobre las pasiones. Este es un tema común en la literatura monástica y la misma Vita Antonii nos da un buen ejemplo de ello. Esta victoria sobre las pasiones, que es un don de Dios, lleva al monje a convertirse en “lámpara para el mundo”. Los textos de Nilo di Rosano hablan de la “vida divina y luminosa de Benito”... "tú has sido elevado a la cima de las virtudes, y con la luz que viene de tí has iluminado el universo”... Más Nilo que José el Himnógrafo sigue de cerca en sus troparios los Diálogos de Gregorio Magno, quizás también por su nexo con Montecasino. Nilo subraya también en diversas ocasiones la importancia de la experiencia eremítica de Benito pero siempre bajo la guía de un padre espiritual; y esto es un tema que encontramos con frecuencia en la tradición monástica oriental. Nilo, además, nos presenta a Benito bien enraizado en la geografía del lugar; uno de los troparios de las vísperas del 14 de marzo lo canta como “luz de los romanos, protección de la Campania, baluarte invencible de Nápoles”; Nilo en sus textos canta a Benito y canta también a Montecasino. Los textos, ya sea de Nilo como de José, alaban en san Benito el misterio trinitario de Dios; es la Trinidad la que obra en su siervo, ya sea Cristo a través del misterio de su cruz: “con fe y amor sincero... has caminado sobre las huellas de Cristo crucificado”; “tú mismo, crucificado al mundo y a las pasiones, has servido a Cristo, él que extendió sus manos sobre la cruz”.. ya sea el Espíritu Santo: “el vaso fecundo de su alma (de Benito) fue llenado por el Espíritu Santo”; “la fuerza del Paráclito ha plantado en tí su tienda y... te ha convertido en luz en las tinieblas”...

En el segundo aspecto – el eclesial – los textos del oficio subrayan la paternidad espiritual de san Benito. “Por medio de tus milagros tú te has manifestado como pastor inspirado por Dios”... José el Himnógrafo canta: “tú has congregado una multitud de hombres, has fundado un santo monasterio... los coros de los monjes que tú has congregado te celebran noche y día, y poseen tu cuerpo del cual fluyen abundantes ríos de milagros...”. San Nilo es más preciso: “Para Occidente te has elevado como el sol, iluminando con la luz de tus virtudes los confines del universo. Roma se honra de tu vida, Nursia canta tu infancia y toda la Campania grita de júbilo. Que Italia dance gozosa, Montecasino te alabe y se llene de gloria por tu tumba. Protege Montecasino y a los que te cantamos

(Publicado por Manuel Nin en l'Osservatore Romano el 22-23 de mayo de 2009; traducción del original italiano: Salvador Aguilera López)