Esta iglesia fue llamada “San Sixto el viejo” porque es el convento más antiguo que tienen en Roma los hijos del Santo de Callaroca.
La construcción actual es bastante reciente; de hecho fue edificada en 1700 por el Papa dominico Benedicto XIII (1724-1730). Ciertamente la hace para honrar la memoria del Fundador de la Orden, Santo Domingo, que aquí tuvo su primera morada romana; Honorio III tras haber aprobado la Orden de Predicadores les donó este templo.
Todavía hoy la iglesia es regida por las hermanas Dominicas que tienen aquí su convento. En el interior se llevó a cabo alguna restauración bajo Sixto IV en 1488 y otras restauraciones, posteriormente, fueron obra del Cardenal Filippo Boncompagni y, más recientemente, del Cardenal Paul Lienart.
La tradición afirma que junto a esta iglesia el Papa Sixto II se encontró con San Lorenzo al cual le predijó el martirio que le sobrevino tres días después.
Aquí reposan los despojos mortales de los pontífices Ceferino, Antero, Lucio y Sixto II, todos ellos mártires, ya en la gloria.
La etapa de la Cuaresma hoy se desarrolla en un cuadro singular lleno de atractivo espiritual; de hecho, los blancos monjes, que rodean el altar, hacen resonar las notas del "completorium", plegaria del alma cristiana al Señor.
Los Mártires venerados en este templo antiquísimo repiten todavía las palabras de Pedro: "Resistite, fortes in fide".
(Traducción del original italiano: Salvador Aguilera López)
La construcción actual es bastante reciente; de hecho fue edificada en 1700 por el Papa dominico Benedicto XIII (1724-1730). Ciertamente la hace para honrar la memoria del Fundador de la Orden, Santo Domingo, que aquí tuvo su primera morada romana; Honorio III tras haber aprobado la Orden de Predicadores les donó este templo.
Todavía hoy la iglesia es regida por las hermanas Dominicas que tienen aquí su convento. En el interior se llevó a cabo alguna restauración bajo Sixto IV en 1488 y otras restauraciones, posteriormente, fueron obra del Cardenal Filippo Boncompagni y, más recientemente, del Cardenal Paul Lienart.
La tradición afirma que junto a esta iglesia el Papa Sixto II se encontró con San Lorenzo al cual le predijó el martirio que le sobrevino tres días después.
Aquí reposan los despojos mortales de los pontífices Ceferino, Antero, Lucio y Sixto II, todos ellos mártires, ya en la gloria.
La etapa de la Cuaresma hoy se desarrolla en un cuadro singular lleno de atractivo espiritual; de hecho, los blancos monjes, que rodean el altar, hacen resonar las notas del "completorium", plegaria del alma cristiana al Señor.
Los Mártires venerados en este templo antiquísimo repiten todavía las palabras de Pedro: "Resistite, fortes in fide".
(Traducción del original italiano: Salvador Aguilera López)