En el 336 el Papa Marcos habría construido dos iglesias: una “iuncta Pallacinas”, la otra su capilla funeraria, en la vía Ardeatina. Afortunadas excavaciones en torno a los años 90 han evidenciado, siete metros bajo el nivel de la plaza Venecia, los restos de la iglesia que es quizás el primer "titulus" seguramente datado; y el de la via Pollacina, ambos nombrados por Cicerón. En esta basílica nos encontramos, como escribe el Cardenal Schuster, en un santuario oriental en el corazón de Roma, con Marcos por una parte, fundador de la primera sede patriarcal de Alejandría y los persas Abdón y Senén, por otra. Ésta fue restaurada en el 792 por Adriano I mientras que Gregorio IV en el 833 la dotó de estupendos mosaicos. Fue el veneciano Pablo IV el que le dio la forma actual mientras que el embajador veneto Nicolás Sagredo quiso embellecerla en el siglo XVII con la obra de Torriani. Además hay obras de Alberti, Isaías de Pisa, Canoca, Maratta, Melozzo da Forlì y de Mino da Fiesole, conservadas en esta iglesia. La liturgia de hoy tiene en cuenta el carácter oriental de la basílica y nos hace leer el libro de los Reyes. La enseñanza que sacamos de esta "peregrinatio" estacional es clara! Cristo es nuestro hermano que ha puesto su sede en cada parte del Globo. Santo Domingo de Guzmán, el Beato Barbarigo, San Gaspar del Búfalo y el canónigo Borgia hicieron de este templo lugar de su apostolado romano. De esta iglesia el 25 de abril partía la procesión llamada de las "Letanías Mayores" o de la "Rogaciones de San Marcos" que llegaba hasta la basílica de San Pedro. Existe otra pequeña basílica de San Marco, en forma circular, que está en el complejo de las catacumbas de San Calixto, de donde el notable arqueólogo y Curator de la Pontificia Academia "Cultorum Martyrum" profesor Fiocchi Nicolai está aportando datos. (Traducción del original italiano: Salvador Aguilera López)