Con flor de harina los alimentó, aleluya, y con miel
silvestre los sació, aleluya, aleluya. V. Alabad al Señor, nuestro auxilio, cantad
alegres al Dios de Jacob. R. Con miel silvestre los sació, aleluya, aleluya. V. Gloria y honor al Padre y al Hijo y al
Espíritu Santo por los siglos. Amén. R. Con miel silvestre los sació, aleluya, aleluya.
Oratio post Gloriam
Dios, que en este sacramento admirable nos dejaste el
memorial de tu pasión, te pedimos nos concedas venerar de tal modo los sagrados
misterios de tu cuerpo y de tu sangre, que experimentemos constantemente en
nosotros el fruto de tu redención. R. Amén.
Por tu misericordia, Dios nuestro, que eres bendito y
vives y todo lo gobiernas, por los siglos de los siglos. R. Amén.
Profecía
Lectura del libro de los Proverbios (Prov 8, 34-9, 6)
R. Demos gracias a Dios.
Hijo:
34 Dichoso
el hombre que me escucha,
velando día a día en mi portal,
guardando las jambas de mi puerta.
35 Quien
me encuentra, encuentra la vida
y alcanza el favor del Señor.
36 Quien
me pierde se arruina a sí mismo;
los que me odian aman la muerte.
9, 1 La
sabiduría se ha hecho una casa
ha labrado siete columnas;
2 ha sacrificado
víctimas,
ha mezclado el vino
y ha preparado la mesa.
3 Ha enviado
a sus criados a anunciar
en los puntos que dominan la ciudad:
4 «Vengan
aquí los inexpertos»;
y a los faltos de juicio les dice:
5 «Venid
a comer de mi pan,
a beber el vino que he mezclado;
6 dejad
la inexperiencia y viviréis,
seguid el camino de la inteligencia». R. Amén.
Psallendum (Sal 78, 20)
Dios tiene poder suficiente para preparar una mesa en el
desierto. V. Golpeó
la piedra y fluyeron las aguas, torrentes de inundación. R. En el desierto. V. Lo mandó a las nubes de arriba y las
compuertas del cielo se abrieron, y llovió sobre ellos el maná. R. En el desierto.
Apóstol
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los
Corintios (1Cor
11, 23-26).
R. Demos gracias a Dios.
Hermanos:
23 Yo
he recibido una tradición, que procede del Señor y que a mi vez os he
transmitido: Que el Señor Jesús, en la noche en que iba a ser entregado, tomó
pan 24 y, pronunciando la Acción de Gracias, lo partió y
dijo: «Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros. Haced esto en memoria
mía». 25 Lo mismo hizo con el cáliz, después de cenar,
diciendo: «Este cáliz es la nueva alianza en mi sangre; haced esto cada vez que
lo bebáis, en memoria mía».
26 Por
eso, cada vez que coméis de este pan y bebéis del cáliz, proclamáis la muerte
del Señor, hasta que vuelva. R. Amén.
Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Juan (Jn 6, 55-58).
R. Gloria
a ti Señor.
En aquel tiempo:
Nuestro Señor Jesucristo hablaba con sus discípulos y les
decía:
55 Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es
verdadera bebida. 56 El que come mi carne y bebe mi sangre
habita en mí y yo en él. 57 Como el Padre que vive me ha
enviado, y yo vivo por el Padre, así, del mismo modo, el que me come vivirá por
mí. 58 Este es el pan que ha bajado del cielo: no como el
de vuestros padres, que lo comieron y murieron; el que come este pan vivirá
para siempre». R. Amén.
Laudes (Sal 109, 4)
Aleluya. V. Tú eres sacerdote para siempre según el rito de
Melquisedec. R. Aleluya.
Sacrificium (Sab 16, 20)
Le procuraste desde el cielo un pan preparado sin
trabajo, capaz de dar todo placer y acomodado al gusto de cada uno, aleluya,
aleluya.
Oratio admonitionis
Perdona, Señor, todos nuestros pecados y libra de la
injusticia nuestra vida. Graves son nuestras culpas, pero Tú, según tu
misericordia, aleja los castigos que hayamos podido merecer; de modo que,
aplacada tu cólera, podamos enmendar cuanto de menos recto puedas ver
nosotros. R. Amén.
Con la ayuda de la misericordia de nuestro Señor, que
todo lo gobierna por los siglos de los siglos. R. Amén.
Alia
Sácianos de tu dulzura, Dios, de quien sentimos hambre y
sed, para que este sacrificio que te ofrecemos, con la contrición que nos da el
ayuno, nos libre del pecado en la vida presente y nos lleve después, en
compañía de todos los santos, a la felicidad eterna. R. Amén.
Por tu misericordia, Dios nuestro, en cuya presencia
recitamos los nombres de los Santos Apóstoles y Mártires, Confesores y
Vírgenes. R. Amén.
Post Nomina
Acepta, Padre amoroso el sacrificio que te ofrece tu
pueblo, de modo que otorgues tu favor a los vivos y el descanso eterno a los
difuntos. R. Amén.
Porque tú eres la vida de los que viven, la salud de los
enfermos, y el descanso de todos los fieles difuntos por todos los siglos de
los siglos. R. Amén.
Ad Pacem
Con insistentes plegarias imploramos tu misericordia, oh
Señor: Porque tú das la paz, eres la verdadera paz, pacificas el universo; y
todos los que permanecen en tu paz perseveran haciendo el bien. R. Amén.
Porque tú eres nuestra paz verdadera, caridad
indivisible; tú, que vives contigo mismo y reinas con tu Hijo y el Espíritu
Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. R. Amén.
Illatio
Es digno y justo que te demos gracias, Señor, Padre
santo, Dios todopoderoso y eterno, que preparas con sabiduría tus designios y
dispones todo con suavidad. Que te levantas por encima del horizonte y tienes
por nombre el Señor. Tú eres el pan vivo y verdadero, que has bajado del cielo
para dar de comer a los hambrientos, para ser tú mismo alimento de los que
viven y dejar vigorizadas nuestras almas con la fuerza de este pan, de forma
que durante estos días dedicados a tu gloria, podamos ayunar sin impedimento de
carne y sangre. Tú eres el que sacias a tus pobres con el pan celestial. Y por
eso, todos los ángeles y arcángeles no cesan de aclamarte sin cesar, diciendo a
una voz:
Post Sanctus
Santo y bendito es en verdad nuestro Señor Jesucristo, tu
Hijo, que, desechando la deficiencia de los sacrificios impuros, instituyó el
rito simplicísimo de la nueva sanción, y con estas santas celebraciones enseñó
a sus discípulos a vivir en pura inocencia y a ofrecerte sólo a ti, Dios, el
sacrificio de alabanza.
Post Pridie
Al cumplir y observar el mandato de tu Unigénito, te
pedimos, Padre Todopoderoso, que infundas tu Espíritu santificador sobre estos
dones presentados sobre tu altar. Que por la acción de este misterio celeste e
invisible, este pan sea la carne y este cáliz la sangre de Cristo, gracia para
quienes los ofrecen y remedio para cuantos los reciben. R. Amén.
Cantus ad Confractionem (Sal 144, 15-16)
Danos, Señor, la comida a su tiempo, abre tu mano, y
sacia nuestras almas con tus bendiciones.
Ad Orationem Dominicam
Para cumplir el precepto de orar que Cristo encargó a sus
discípulos, también nosotros, hermanos, con corazón ferviente, proclamemos
desde la tierra:
Benedictio
La fe, por la que creéis en Cristo, os conduzca al reino
de los cielos. R. Amén. La esperanza, por la que confiáis alcanzar los
bienes eternos, os haga soportar las dificultades presentes con
paciencia. R. Amén. El
amor inagotable os obtenga ahora el favor de los hombres y después la compañía
de los ángeles. R. Amén.
Por la misericordia de Dios, nuestro Dios, que es bendito
y vive y todo lo gobierna, por los siglos de los siglos. R. Amén.
Completuria
Que el cuerpo de nuestro Señor Jesucristo, que hemos
tomado y su sangre, que hemos recibido, se unan estrechamente a nuestros
corazones, Dios eterno y todopoderoso, de modo que no sean para nosotros causa
de juicio ni de condenación sino que nos aprovechen para salvación y remedio de
nuestras almas para la vida eterna. R. Amén.
Por tu misericordia, Dios nuestro, que eres bendito y
vives y todo lo gobiernas, por los siglos de los siglos. R. Amén.