«Solemnidad del Sacratísimo Cuerpo y Sangre de Cristo» en el Rito Hispano-Mozárabe


Prælegendum (Sal 80, 1. 17)
Con flor de harina los alimentó, aleluya, y con miel silvestre los sació, aleluya, aleluya. V. Alabad al Señor, nuestro auxilio, cantad alegres al Dios de Jacob. R. Con miel silvestre los sació, aleluya, aleluya. V. Gloria y honor al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo por los siglos. Amén. R. Con miel silvestre los sació, aleluya, aleluya.

Oratio post Gloriam
Dios, que en este sacramento admirable nos dejaste el memorial de tu pasión, te pedimos nos concedas venerar de tal modo los sagrados misterios de tu cuerpo y de tu sangre, que experimentemos constantemente en nosotros el fruto de tu redención. R. Amén.

Por tu misericordia, Dios nuestro, que eres bendito y vives y todo lo gobiernas, por los siglos de los siglos. R. Amén.

Profecía
Lectura del libro de los Proverbios (Prov 8, 34-9, 6)
R. Demos gracias a Dios.

Hijo:
34 Dichoso el hombre que me escucha,
velando día a día en mi portal,
guardando las jambas de mi puerta.
35 Quien me encuentra, encuentra la vida
y alcanza el favor del Señor.
36 Quien me pierde se arruina a sí mismo;
los que me odian aman la muerte.
9, 1 La sabiduría se ha hecho una casa
ha labrado siete columnas;
2 ha sacrificado víctimas,
ha mezclado el vino
y ha preparado la mesa.
3 Ha enviado a sus criados a anunciar
en los puntos que dominan la ciudad:
4 «Vengan aquí los inexpertos»;
y a los  faltos de juicio les dice:
5 «Venid a comer de mi pan,
a beber el vino que he mezclado;
6 dejad la inexperiencia y viviréis,
seguid el camino de la inteligencia». R. Amén.

Psallendum (Sal 78, 20)
Dios tiene poder suficiente para preparar una mesa en el desierto. V. Golpeó la piedra y fluyeron las aguas, torrentes de inundación. R. En el desierto. V. Lo mandó a las nubes de arriba y las compuertas del cielo se abrieron, y llovió sobre ellos el maná. R. En el desierto.

Apóstol
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios (1Cor 11, 23-26).
R. Demos gracias a Dios.

Hermanos:
23 Yo he recibido una tradición, que procede del Señor y que a mi vez os he transmitido: Que el Señor Jesús, en la noche en que iba a ser entregado, tomó pan 24 y, pronunciando la Acción de Gracias, lo partió y dijo: «Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros. Haced esto en memoria mía». 25 Lo mismo hizo con el cáliz, después de cenar, diciendo: «Este cáliz es la nueva alianza en mi sangre; haced esto cada vez que lo bebáis, en memoria mía».
26 Por eso, cada vez que coméis de este pan y bebéis del cáliz, proclamáis la muerte del Señor, hasta que vuelva. R. Amén.

Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Juan (Jn 6, 55-58).
R. Gloria a ti Señor.

En aquel tiempo:
Nuestro Señor Jesucristo hablaba con sus discípulos y les decía:
55 Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida. 56 El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él. 57 Como el Padre que vive me ha enviado, y yo vivo por el Padre, así, del mismo modo, el que me come vivirá por mí. 58 Este es el pan que ha bajado del cielo: no como el de vuestros padres, que lo comieron y murieron; el que come este pan vivirá para siempre». R. Amén.

Laudes (Sal 109, 4)
Aleluya. V. Tú eres sacerdote para siempre según el rito de Melquisedec. R. Aleluya.

Sacrificium (Sab 16, 20)
Le procuraste desde el cielo un pan preparado sin trabajo, capaz de dar todo placer y acomodado al gusto de cada uno, aleluya, aleluya.

Oratio admonitionis
Perdona, Señor, todos nuestros pecados y libra de la injusticia nuestra vida. Graves son nuestras culpas, pero Tú, según tu misericordia, aleja los castigos que hayamos podido merecer; de modo que, aplacada tu cólera, podamos enmendar cuanto de menos recto puedas ver nosotros. R. Amén.
Con la ayuda de la misericordia de nuestro Señor, que todo lo gobierna por los siglos de los siglos. R. Amén.

Alia
Sácianos de tu dulzura, Dios, de quien sentimos hambre y sed, para que este sacrificio que te ofrecemos, con la contrición que nos da el ayuno, nos libre del pecado en la vida presente y nos lleve después, en compañía de todos los santos, a la felicidad eterna. R. Amén.

Por tu misericordia, Dios nuestro, en cuya presencia recitamos los nombres de los Santos Apóstoles y Mártires, Confesores y Vírgenes. R. Amén.

Post Nomina
Acepta, Padre amoroso el sacrificio que te ofrece tu pueblo, de modo que otorgues tu favor a los vivos y el descanso eterno a los difuntos. R. Amén.

Porque tú eres la vida de los que viven, la salud de los enfermos, y el descanso de todos los fieles difuntos por todos los siglos de los siglos. R. Amén.

Ad Pacem
Con insistentes plegarias imploramos tu misericordia, oh Señor: Porque tú das la paz, eres la verdadera paz, pacificas el universo; y todos los que permanecen en tu paz perseveran haciendo el bien. R. Amén.

Porque tú eres nuestra paz verdadera, caridad indivisible; tú, que vives contigo mismo y reinas con tu Hijo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. R. Amén.

Illatio
Es digno y justo que te demos gracias, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, que preparas con sabiduría tus designios y dispones todo con suavidad. Que te levantas por encima del horizonte y tienes por nombre el Señor. Tú eres el pan vivo y verdadero, que has bajado del cielo para dar de comer a los hambrientos, para ser tú mismo alimento de los que viven y dejar vigorizadas nuestras almas con la fuerza de este pan, de forma que durante estos días dedicados a tu gloria, podamos ayunar sin impedimento de carne y sangre. Tú eres el que sacias a tus pobres con el pan celestial. Y por eso, todos los ángeles y arcángeles no cesan de aclamarte sin cesar, diciendo a una voz:

Post Sanctus
Santo y bendito es en verdad nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que, desechando la deficiencia de los sacrificios impuros, instituyó el rito simplicísimo de la nueva sanción, y con estas santas celebraciones enseñó a sus discípulos a vivir en pura inocencia y a ofrecerte sólo a ti, Dios, el sacrificio de alabanza.

Post Pridie
Al cumplir y observar el mandato de tu Unigénito, te pedimos, Padre Todopoderoso, que infundas tu Espíritu santificador sobre estos dones presentados sobre tu altar. Que por la acción de este misterio celeste e invisible, este pan sea la carne y este cáliz la sangre de Cristo, gracia para quienes los ofrecen y remedio para cuantos los reciben. R. Amén.

Cantus ad Confractionem (Sal 144, 15-16)
Danos, Señor, la comida a su tiempo, abre tu mano, y sacia nuestras almas con tus bendiciones.

Ad Orationem Dominicam
Para cumplir el precepto de orar que Cristo encargó a sus discípulos, también nosotros, hermanos, con corazón ferviente, proclamemos desde la tierra:

Benedictio
La fe, por la que creéis en Cristo, os conduzca al reino de los cielos. R. Amén. La esperanza, por la que confiáis alcanzar los bienes eternos, os haga soportar las dificultades presentes con paciencia. R. Amén. El amor inagotable os obtenga ahora el favor de los hombres y después la compañía de los ángeles. R. Amén.

Por la misericordia de Dios, nuestro Dios, que es bendito y vive y todo lo gobierna, por los siglos de los siglos. R. Amén.

Completuria
Que el cuerpo de nuestro Señor Jesucristo, que hemos tomado y su sangre, que hemos recibido, se unan estrechamente a nuestros corazones, Dios eterno y todopoderoso, de modo que no sean para nosotros causa de juicio ni de condenación sino que nos aprovechen para salvación y remedio de nuestras almas para la vida eterna. R. Amén.

Por tu misericordia, Dios nuestro, que eres bendito y vives y todo lo gobiernas, por los siglos de los siglos. R. Amén.